En las últimas dos décadas, las dietas bajas en carbohidratos y grasas han ganado popularidad y han sido ampliamente promovidas por sus potenciales beneficios para la salud. Entre estos beneficios destacan el control efectivo del peso corporal, la mejora en los niveles de glucosa en sangre y la reducción del colesterol, factores clave para prevenir diversas enfermedades metabólicas.