El moco verde no aparece por arte de magia, ni es un diagnóstico automático de una infección bacteriana. Su color tiene un origen químico muy concreto: una enzima liberada por los glóbulos blancos que actúa como una especie de ‘lejía natural’ que es capaz de destruir a los microbios. Esta reacción inflamatoria explica por qué el moco cambia de aspecto durante un resfriado y puede ser verde.