Estirar la piel estimula las células inmunitarias y aumenta su capacidad para absorber moléculas grandes, incluidas las presentes en las vacunas, según un trabajo de investigadores del INSERM (Francia) y del King's College de Londres (Reino Unido). En un artículo publicado en la revista
'Cell Reports' de Cell Press, informan que la aplicación tópica de vacunas mientras se estira la piel resultó en una inmunización más eficaz que la inyección subcutánea de la vacuna en ratones.