MADRID, 23 Nov. (EDIZIONES) - No hace falta vivir un accidente, una violación, o una catástrofe para sufrir un trauma. Según las psicólogas Begoña Aznárez y Raquel López Pavón, cualquier experiencia que impacta emocionalmente -y que no puede compartirse - puede transformarse en una herida traumática. "El silencio y la falta de acompañamiento son los verdaderos responsables de que una vivencia dolorosa se convierta en trauma", coinciden ambas expertas, al mismo tiempo que advierten: el cuerpo siempre lleva la cuenta, aunque la mente lo oculte.