La boca no es un compartimento aislado del cuerpo: es una puerta de entrada al organismo, y un reflejo de nuestra salud general. Una mala higiene oral puede desencadenar inflamación crónica, debilitar el sistema inmunológico, y también aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes, o los problemas cardiovasculares, e incluso el cáncer.