MADRID, 10 Jul. (EUROPA PRESS) - Cuando tomamos antibióticos, parte de la dosis se excreta con la orina y las heces y termina en nuestras aguas residuales. La presencia de esta baja dosis de antibiótico crea la oportunidad para el desarrollo de bacterias resistentes. Así, científicos que estudiaban bacterias resistentes a los antibióticos en aguas residuales de una planta de tratamiento descubrieron cepas bacterianas resistentes a múltiples fármacos que no suelen ser peligrosas para las personas sanas, pero que podrían transmitir genes de resistencia a los antibióticos a bacterias mucho más peligrosas, como la 'E. coli'.