MADRID, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores dirigido por el Imperial College de Londres y el King's College de Londres (Reino Unido) ha realizado la revisión más amplia hasta la fecha de estudios "de referencia" sobre la abstinencia de antidepresivos hasta la fecha.
Gracias a la misma se ha identificado el tipo y la incidencia de los síntomas que experimentan las personas que interrumpen el tratamiento con antidepresivos. Además, se ha descubierto que la mayoría de las personas no experimentan una abstinencia grave. Los resultados se recogen en 'JAMA Psiquiatría'.
La revisión también concluye que, si bien los participantes que dejaron de tomar antidepresivos experimentaron un promedio de un síntoma más que los que continuaron tomándolos o estaban tomando placebos, esto no fue suficiente para ser considerado significativo.
Los síntomas más comunes fueron mareos, náuseas, vértigo y nerviosismo. Cabe destacar que la depresión no fue un síntoma de abstinencia de antidepresivos y era más probable que reflejara una recurrencia de la enfermedad.
El doctor Sameer Jauhar, autor principal del Imperial College de Londres, asegura: "Nuestro trabajo debería tranquilizar al público, ya que replicamos otros hallazgos de estudios de alta calidad y destacamos los síntomas clínicos a los que debemos prestar atención".
"A pesar de la preocupación previa sobre la interrupción de los antidepresivos, nuestro trabajo revela que la mayoría de las personas no experimentan síntomas de abstinencia graves. Cabe destacar que la recaída de la depresión no se relacionó con la abstinencia de antidepresivos en estos estudios, lo que sugiere que, si esto ocurre, las personas deberán consultar a un profesional de la salud para descartar una recurrencia de la depresión", añade.
ESTUDIO EN MÁS DE 17.828 PACIENTES
Académicos clínicos de todo el Reino Unido colaboraron para llevar a cabo el análisis más amplio y riguroso de ensayos controlados aleatorizados sobre la abstinencia de antidepresivos. Examinaron datos de 50 ensayos en diversas afecciones.
Los datos incluyeron a un total de 17.828 participantes, con una edad promedio de 44 años, de los cuales el 70% eran mujeres. Se realizaron dos metanálisis: uno de los ensayos utilizó una medida estandarizada conocida como la Escala de Signos y Síntomas Emergentes de Discontinuación (DESS), y el otro de los ensayos que utilizaron otras escalas.
En todos los antidepresivos, independientemente del tipo utilizado, el número de síntomas adicionales generalmente equivalía a un síntoma más en la escala de 43 síntomas. En ensayos clínicos aleatorizados controlados con placebo, los síntomas más comunes en todos los antidepresivos fueron mareos (7,5% frente a 1,8%), náuseas (4,1% frente a 1,5%), vértigo (2,7% frente a 0,4%) y nerviosismo (3% frente a 0,8%). Experimentar solo un síntoma está por debajo del límite de 4 o más para el síndrome de interrupción clínicamente importante.
La naturaleza y la frecuencia de los diferentes síntomas variaron entre los antidepresivos, y algunos síntomas también se observaron con placebo. Esto ayudó a aclarar qué síntomas probablemente se debieran a una recurrencia de la enfermedad, como una recaída de la depresión.
TIPOS DE ANTIDEPRESIVOS ESTUDIADOS
Los datos involucraron diferentes tipos de antidepresivos, incluidos los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) venlafaxina y duloxetina; los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina escitalopram, sertralina y paroxetina; la agomelatina, que es un agonista del receptor de melatonina y un antagonista selectivo del receptor de serotonina; y la vortioxetina, que inhibe la recaptación de serotonina así como efectos agonistas y antagonistas parciales sobre varios receptores de serotonina.
La mayoría de los síntomas se observaron al suspender la venlafaxina; aproximadamente el 20% de los pacientes sufrieron mareos, en comparación con el 1,8% del grupo que tomó placebo. Con vortioxetina, se observó menos de un síntoma adicional en la escala estandarizada de suspensión. No se observaron síntomas adicionales con agomelatina. La adición de estudios no controlados con placebo aumentó ligeramente estas tasas: mareos (11,8%, pesadillas 8,1%, nerviosismo 7,6%, náuseas 5,8%).
Por otra parte, no se observó recaída de depresión en quienes dejaron de tomar antidepresivos, ni siquiera en personas con depresión preexistente. Asimismo, la revisión incluyó estudios con diferentes regímenes de interrupción, pero en la mayoría de los estudios (44), las personas interrumpieron el tratamiento abruptamente o redujeron la dosis gradualmente durante una semana.
Michail Kalfas, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College de Londres, agrega: "Si bien es poco común, nuestro estudio destaca que podría haber un subgrupo de personas que desarrollan síntomas de abstinencia más graves que la población general de usuarios de antidepresivos. Ahora debemos centrarnos en la base farmacológica de esta reacción y preguntarnos si se relaciona con la forma en que metabolizan estos fármacos".
LIMITACIONES DEL ESTUDIO Y TRABAJO FUTURO
En cuanto a las limitaciones del estudio, 38 de los ensayos realizaron un seguimiento de los participantes hasta dos semanas después de la interrupción (el periodo en el que se esperaría que se presentaran la mayoría de los síntomas de interrupción), por lo que los investigadores afirman que esto limita las conclusiones a largo plazo.
Sin embargo, señalan que los hallazgos del ensayo ANTLER de 2021, dirigido por la UCL y con usuarios de antidepresivos a largo plazo (incluido en esta revisión), sugieren que la abstinencia grave es poco frecuente, incluso después de un uso prolongado.
El profesor Allan Young, jefe de Psiquiatría del Departamento de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres, concluye: "La depresión y la ansiedad son trastornos comunes, y los tratamientos antidepresivos son eficaces y, en general, se toleran bastante bien. Sin embargo, se ha expresado preocupación por las secuelas de suspender estos tratamientos, lo que ha afectado tanto a pacientes como a profesionales sanitarios".
"Los cambios en las directrices también podrían haber afectado al uso de estos tratamientos. Ahora, esta revisión de vanguardia aclara la evidencia científica y debería tranquilizar a todas las partes implicadas sobre el uso y la interrupción de estos tratamientos. Las directrices oficiales deberían modificarse para reflejar la evidencia", señala.