Ajustar la textura de los alimentos, modificar los horarios de las comidas o introducir estímulos sociales en el entorno puede ayudar a regular la pérdida de apetito que muchas personas mayores sufren durante los meses de verano como consecuencia del calor, la deshidratación y los cambios de rutina diaria, según ha señalado la directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, Miryam Piqueras.