Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha confirmado que la actividad física en el embarazo beneficia tanto a la madre como al recién nacido, ya que disminuye a la mitad el riesgo de desgarros perineales, reduce en un 13 por ciento el riesgo de cesárea y hasta en un 21 por ciento el riesgo de macrosomías, entre otras ventajas.