MADRID, 10 Ago. (EDIZIONES) - Un niño que sufre un golpe de calor puede presentar mareos, vómitos, fiebre superior a 40C, cefalea, o irritabilidad y taquicardia. En los casos más graves, se pueden producir desmayos o pérdida de conciencia. Puede tener lugar cuando se deja a un niño solo en el coche con mucho calor, expuesto al sol, pero incluso en días nublados o que parece que no hace mucho calor. "Un coche al sol funciona como un horno: absorbe el calor que transmiten los rayos del sol, y no lo deja escapar, produciéndose una especie de efecto invernadero que eleva la temperatura de forma constante, y cada vez más rápidamente", advierte en este sentido la Asociación Española de Pediatría (AEP).