MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Muchos de los alimentos etiquetados como 'veganos' son ultraprocesados, pobres en proteínas de calidad y deficitarios en micronutrientes "clave", por lo que es un error asumir que todos estos productos son automáticamente saludables o equilibrados, afirma la nutricionista de Blua de Sanitas, Nuria Cañas Cano.
Además, en dietas veganas mal estructuradas "puede haber una mayor dificultad para absorber esos micronutrientes si se hacen combinaciones incorrectas de alimentos o la variedad de alimentos es escasa; o un aporte calórico insuficiente, especialmente en niños o adolescentes con altas demandas energéticas", subraya la experta.
En este sentido, los especialistas de Sanitas advierten que las dietas veganas deben estar bien planificadas, sobre todo en etapas como la infancia, la adolescencia o el embarazo. En caso de que no se asegure un aporte suficiente de determinados nutrientes que no siempre se encuentran en una alimentación basada en vegetales, pueden producirse carencias que afecten al desarrollo, al sistema inmunológico o a la salud ósea y neurológica. Por ello, también recomiendan incluir alimentos fortificados o suplementos, "siempre bajo la supervisión de un profesional".
Detalladamente, los expertos de Sanitas explican que, la falta de proteínas completas, calcio, vitamina D, zinc o incluso de calorías puede afectar negativamente al desarrollo físico de los niños. Igualmente, si no se cubren adecuadamente nutrientes como la vitamina B12, el hierro o los ácidos grasos omega-3 de cadena larga (EPA y DHA), su déficit puede generar desde dificultades de concentración, irritabilidad o fatiga mental, hasta daños neurológicos. En el caso de la fatiga, puede cronificarse si no se suplementa desde el principio en una alimentación vegana. Así, las personas afectadas pueden sentirse constantemente cansadas, sin energía o con bajo rendimiento físico e intelectual.
Por otro lado, una dieta vegana mal planificada puede desarrollar trastornos menstruales como la amenorrea (ausencia de menstruación) o los ciclos irregulares. Esto suele deberse a un bajo aporte de calorías, grasas saludables o hierro, y puede derivar en desequilibrios hormonales que, a largo plazo, afectan a la fertilidad. "Las mujeres jóvenes y las deportistas son especialmente vulnerables", advierten los expertos.
Por último, señalan que la carencia de calcio, vitamina D y proteínas compromete la salud ósea, aumentando el riesgo de fracturas, osteopenia u osteoporosis en la edad adulta.
En este sentido, la nutricionista Cañas Cano concluye que "el veganismo es perfectamente viable en todas las etapas de la vida, pero requiere una planificación adecuada y seguimiento profesional. No basta con eliminar los productos de origen animal; es imprescindible saber cómo sustituirlos correctamente".