MADRID, 6 May. (INFOSALUS) -
Una publicación reciente de la OMS y la FAO sobre las enfermedades crónicas, entre las que se incluye el cáncer, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, señala que son el 60% de las causantes de la mortalidad mundial. El 46% de esta mortalidad tiene que ver con los alimentos que tomamos y qué hacemos con ellos.
Según explica a Infosalus el Pedro Robledo, Nutricionista de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del MD Anderson Cancer Center de Madrid, existe una relación estructural, molecular y fisiopatológica entre cáncer y obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares y todo ello guarda relación estrecha con la alimentación.
¿LA DIETA VARIADA PUEDE DISMINUIR EL RIESGO DE CÁNCER?
Los descubrimientos en biología molecular, señala el especialista, han propiciado una mayor información generando cambios sobre el concepto de tejido graso, más allá de la protección de los órganos y proporcionar calor, y en las repercusiones de la obesidad desde sus inicios en la infancia.
'DIETA SALUDABLE'
Pedro Robledo señala que existe evidencia científica de que una dieta variada adecuada a las necesidades fisiológicas según edad y sexo, ajustada en calorías y que se distribuye a lo largo del día en las distintas comidas disminuye el riesgo de enfermedades crónicas.
ALIMENTOS CON CERTIFICADO
La expresión 'dieta saludable' se ha reglamentado y se le ha dado un carácter ordenado a través de organismos como la Organización Mundial de la Salud y la Comunidad Europea. Un reglamento europeo de 2006, modificado en 2011, indica cuáles son las características saludables de los alimentos. Los productos que cumplen tales requisitos se acreditan con la condición de saludable con un sello europeo (en fondo azul con una E rodeada de estrellas de los países miembros y/o fondo verde para la alimentación ecológica).
Estas características señalan que los productos saludables lo son porque permiten alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud, disminuir el riesgo de padecer enfermedades, asegurar la reproducción, la gestación y la lactancia, y promover un crecimiento y desarrollo óptimos. Estos alimentos promueven una dieta saludable que debe ser satisfactoria, suficiente, completa, equilibrada, armónica, segura, adaptada, sostenible y asequible.
¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA PARA MEJORAR NUESTRA SALUD Y ALIMENTACIÓN?
El doctor Pedro Robledo, que participa de forma habitual en jornadas dirigidas a la población sobre estos aspectos desde el MD Anderson Cancer Center, señala a Infosalus los aspectos más importantes que vinculan salud y alimentación:
* Indispensable ejercicio físico: junto a esta alimentación más variada y ajustada a las necesidades personales cobra especial protagonismo el ejercicio físico, que debe incorporarse a la vida con gestos básicos pero necesarios como caminar que contrarresten un exceso de sedentarismo. "Los más pequeños realizan cada vez menos ejercicio entre otros aspectos por la disminución de las horas de gimnasia en los programas escolares", acentúa con preocupación el especialista.
LO IDEAL ES PREVENIR LA INCIDENCIA DE LA ENFERMEDAD
* Alimentación como terapia: los alimentos no son un tratamiento en si mismo para el cáncer en los pacientes con la enfermedad sino un soporte para disminuir síntomas asociados a ella misma y al tratamiento. El ideal es prevenir la incidencia de la enfermedad. La nueva oncología trata la enfermedad de forma personalizada dependiendo no solo de la histología sino también de la biología del tumor, es lo que llaman medicina personalizada. La nutrición también va en este sentido, pues se adapta a la condición y necesidades del paciente dependiendo del tratamiento que reciben y su grado de afectación.
"No se puede decir que ciertos alimentos van a tener un efecto terapéutico sobre el pronóstico de un paciente de cáncer porque a día de hoy esta certeza no existe", señala Robledo. Lo que sí es cierto, añade el especialista, es que sí es posible adaptar la dieta al tratamiento de cada paciente según sus características personales y conociendo de antemano los efectos secundarios de los fármacos.
* Cultura y alimentación: en todo lo que supone la alimentación intervienen muchas variables como los hábitos regionales, los tipos de preparación culinaria, la cultura, los procesos fisiológicos que se producen a lo largo de la vida asociados a la edad y al propio organismo individual. Las necesidades nutricionales dependen de la edad, el sexo y los hábitos además de la adecuación a posibles patologías.
Según señala Robledo, uno de los aspectos que ha generado más confusión dentro del ámbito de los estudios de investigación sobre la dieta es el intento de trasladar lo que se consideran estilos de alimentación saludables de una población a otra. La dieta mediterránea puede ser muy saludable pero puede no funcionar igual de bien trasladada a otro tipo de poblaciones como la asiática, la alimentación debe de adecuarse a la condición cultural y genética de cada población y el factor mayoritario de prevención debe ser la obesidad.
Por todo ello, no se puede decir que una dieta determinada tenga capacidad para curar el cáncer pero sí que podemos intentar prevenir la enfermedad.
* Dieta variada: Todos los estudios han visto que la única solución estándar es una dieta variada y adecuada a las necesidades personales: toda dieta selectiva o carente en determinados componentes genera problemas.
Aunque se han descubierto efectos beneficiosos de la alimentación sobre la prevención de las enfermedades crónicas y el cáncer, se desconoce aún qué componentes de algunos alimentos (componentes 'bioactivos') pueden tener efecto terapéutico y qué dosis sería la adecuada para este efecto.
* Una enfermedad multifactorial: las causas del cáncer son multifactoriales y en gran medida los expertos plantean que puede ser el precio de nuestra evolución, ya que vivimos más años y hay más oportunidad de que se produzcan mutaciones genéticas en las células capaces de originar el cáncer.
"La mayor incidencia de enfermedad tumoral es a partir de los 40 años. Se produce un mayor numero agresiones a nivel celular por diferentes factores que van desde la inflamación a la renovación y estructuración achacables a la edad". Pero nuestra salud no sólo está sujeta a los aspectos de la alimentación sino también a otros factores como el sueño o el estrés.
* Alimentos funcionales y productos de calidad: sobre la aparición de alimentos funcionales, aquellos que contribuyen en aspectos específicos sobre una mejora de la salud, el especialista señala que aún se trabaja en el laboratorio sobre sus posibles beneficios.
ALIMENTOS FUNCIONALES: NATURALES Y PROCESADOS
Los alimentos funcionales pueden dividirse en naturales y procesados, ejemplos de ellos serían entre los primeros componentes como el licopeno del tomate, que en ensayos clínicos ha mostrado actuar contra determinados tipos de células malignas de próstata, y entre los procesados por la industria se cuentan los probióticos añadidos a lácteos para la mejora de la función gastrointestinal.
Las verduras y frutas ecológicas pueden presentar más componentes activos pero si luego se cocinan demasiado y se añaden grasas, el resultado ya no es tan útil para el organismo.