MADRID, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAD), el doctor Venancio Martínez, recomienda que se continúe empleando la carne en las dietas infantiles, de hecho debería de consumirse entre 5 y 8 veces a la semana dentro de una alimentación equilibrada.
CARNE PROCESADA
"Sus aportes son difícilmente sustituibles. Lo importante es mantener una dieta equilibrada que aporte lo que necesita el niño para su desarrollo. Las carnes procesadas deben tomarse un par de veces a la semana y las rojas deben tomarse también. Me gustaría insistir en que a los niños hay que educarlos desde los primeros meses en los buenos hábitos de alimentación, de los que tiene que formar parte una dieta equilibrada y variada", advierte.
En estos términos ha reaccionado al informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que relacionaba el consumo de carne procesada como salchichas, hamburguesas o embutidos con un aumento del riesgo de sufrir cáncer colon, así como alertaba de una probable relación con la carne roja.
Al respecto, los pediatras recuerda que la ingesta de carne sigue siendo necesaria para el desarrollo del niño. Por sus características nutricionales la carne forma parte de un grupo de alimentos en el que se intercambia y complementa con los huevos y el pescado.
La carne aporta al niño sobre todo proteínas de gran calidad, por lo que se considera un alimento fundamentalmente plástico, aunque contiene una gran proporción de grasa, fundamentalmente saturada, y también concentraciones importantes de hierro, zinc, fósforo, yodo y vitaminas del complejo B. Todas estas sustancias son imprescindibles para el crecimiento y el desarrollo del niño.
Martínez recomienda introducir en la alimentación del niño a partir del sexto mes, en pequeñas cantidades, que se van aumentando paulatinamente. A la hora de confeccionar las dietas infantiles se considera que una ración de carne puede variar entre los 50 y 100 gramos, según que se prepare para un preescolar o para un adolescente.
Ternera, pollo, conejo, pavo o cerdo son igual de buenas consumidas de forma adecuada. Debe recordarse que las vísceras, los embutidos y los preparados industriales a base de carne no pueden sustituir a las carnes en filete o en pieza más que ocasionalmente, ya que contienen una proporción mayor de grasas y pueden incorporar aditivos y otras sustancias; por tanto, su valor nutricional es menor.
MEJOR A LA PLANCHA Y AL HORNO
La carne de ternera es menos grasa que la de cordero y el cerdo, y por eso, se le denomina "carne magra", junto con la de pollo y el conejo. Tienen menos del 10% de materia grasa, frente a las carnes "grasas" que pueden llegar al 30%. También dependiendo de la parte del animal y del corte existen diferencias de contenido graso.
Los pediatras recuerdan saber que cuanto más tiempo sea cocinada una carne más perderá sus propiedades nutritivas, sobre todo por destrucción de las vitaminas.
Por otro lado, los niños que tengan sobrepeso o problemas con el colesterol deben limitar el consumo de carne frita y consumir carne magra. Para ellos la plancha o el horno son los mejores aliados. La carne debe acompañarse de alimentos energéticos, legumbres, verduras o cereales; como guarnición o como plato complementario.
Martínez insiste en que a los niños hay que educarlos desde los primeros meses en los buenos hábitos de alimentación, de los que tiene que formar parte una dieta equilibrada y variada. Las carnes son parte importante en ese planteamiento. Y los padres deben conocer sus características para favorecer en sus hijos una alimentación saludable.