MADRID, 26 Oct. (INFOSALUS) -
Este lunes la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés), la agencia sobre cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertaba de un aumento del riesgo de cáncer por el consumo de carne roja y de carne procesada.
El informe, que está disponible 'on line' en 'The Lancet Oncology', tiene un apartado en el que hace una diferenciación sobre los tipos de carne y, asimismo, define lo que considera carne procesada, ya que hay que recordar que la carne roja también tiene un valor nutricional que no debe ser desechado de la dieta.
¿QUÉ ES LA CARNE PROCESADA?
La Agencia define como carne roja a todos los tipos de carne muscular de mamíferos, tales como la carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra; mientras, considera que es carne procesada la carne que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación.
LA MAYORÍA DE LAS CARNES PROCESADAS CONTIENEN CARNE DE CERDO O DE RES
La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre.
EJEMPLOS DE CARNES PROCESADAS
La agencia pone como ejemplo de carnes procesadas los perritos calientes, el jamón en lata, salchichas, carnes en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne.
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La carne roja tiene un valor nutricional. Por lo tanto, estos resultados son importantes para permitir a los gobiernos y a las agencias reguladoras internacionales realizar evaluaciones de riesgo, a fin de balancear los riesgos y
beneficios de consumir carne roja y carne procesada, y
poder brindar las mejores recomendaciones dietéticas posibles", ha señalado el doctor Christopher Wild, director de la IARC.
LA CARNE ROJA Y PROCESADA PUEDE CONSUMIRSE... PERO DE MANERA OCASIONAL
En estos términos se ha referido en una entrevista a Europa Press, tras conocerse la alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tras un cambio de clasificación por parte de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), ha clasificado los productos cárnicos procesados y las carnes rojas como productos que pueden causar cáncer.
"Desde los años 60 ha aumentado un 50 por ciento el consumo de carne en España. Hemos americanizado nuestra dieta y lo hemos hecho mal, deberíamos de mantener nuestro patrón mediterráneo que esta demostrado que disminuye el riesgo de cáncer y de enfermedades cardiovasculares", explica Ballesteros.
A su juicio, las carnes rojas deberían consumirse "como mucho" dos veces a la semana, mientras que las procesadas no deberían de exceder de un día a la semana. "Un consumo ocasional no significa que no haya que consumir esta carne", advierte.
La experta cree que "no hay que exagerar las cosas", ya que la clasificación de la agencia de la OMS "no valora el riesgo" y, por tanto, "no se puede equiparar su consumo con el tabaco".
Esta alerta viene a afianzar lo que se viene diciendo desde las sociedades científicas y médicas, es decir que "hay que consumir menos carne roja y procesada en el contexto de una dieta equilibrada".
La carne roja tiene propiedades nutricionales que no pueden ser despreciadas de la dieta, es rica en proteicas, hierro -de más fácil absorción que el de productos vegetales-, zinc y tienen vitaminas del grupo B. "En la alimentación es necesario que entre un 15 y un 20 por ciento de las calorías de la dieta vengan de proteínas, con lo que también hay que consumir proteínas, y esta alerta no es un canto al vegetarianismo", afirma.
La experta recuerda que carne procesada es toda aquella que ha seguido cualquier proceso que ha hecho que cambien sus propiedades, bien para que se conserve mejor o para mejorar la palatividad. "La carne procesada es la que no sacamos directamente del animal para su cocinado; es decir la que requiere una manipulación", afirma.
"Tenemos muy claro desde hace muchos años de que nuestro patrón alimentario esta cambiando a peor, y en ese sentido tenemos que seguir trabajando para que el patrón vuelva a la dieta mediterránea, con menos carne, más pescado, frutas y verduras, con aceite de oliva que ha demostrado que reduce los problemas cardiovasculares y el riesgo de cáncer", concluye.