MADRID, 8 Sep. (EDIZIONES) -
El glutamato monosódico (GMS) es la sal sódica de un aminoácido natural llamado 'ácido L-glutámico'. Se obtiene a través de la fermentación de la caña de azúcar o de algunos cereales, y se utiliza comúnmente en la cocina asiática y en alimentos procesados en los países occidentales.
"En la UE está clasificado como un aditivo alimentario, y su uso está regulado para determinar cómo y cuándo puede añadirse a los alimentos. Actualmente, el GMS es tema de debate por su supuesto potencial adictivo. La mayor parte de los estudios en humanos no han encontrado evidencia consistente de que cause adicción", advierte en una entrevista con Europa Press Infosalus Rocío Práxedes, dietista-nutricionista de la Unidad de Obesidad de Quirónsalud Valencia.
Menciona que algunos estudios sugieren que el GMS puede influir en la ingesta de alimentos al potenciar sabores, lo que podría llevar a una preferencia por ciertos alimentos y a un consumo mayor; sin embargo, sí advierte de que esto no equivale a una adicción química similar a la de las drogas, o a la del alcohol. "Revisiones de la FDA norteamericana (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos), y la EFSA (su homóloga europea), concluyen que el GMS es seguro, y no han identificado un potencial adictivo", sostiene esta experta en Nutrición.
Estudios en animales, especialmente en ratas, han investigado si el GMS afecta el comportamiento alimentario, recuerda Práxedes, y dice que se ha observado que ratas con dietas altas en GMS pueden desarrollar preferencias por alimentos con este aditivo, sugiriendo que el GMS influye en la palatabilidad y en la preferencia alimentaria, pero no necesariamente en una adicción. "Algunos estudios han explorado si el consumo de GMS afecta a las vías de recompensa en el cerebro, pero no han demostrado de manera concluyente que cause una respuesta adictiva", insiste esta dietista-nutricionista de Quirónsalud Valencia.
POR QUÉ ES PELIGROSO PARA NUESTRA SALUD
Ahora bien, dejando de lado ese supuesto o no lado adictivo, esta especialista mantiene que algunas personas reportan síntomas como dolores de cabeza, sudoración, enrojecimiento, y palpitaciones tras consumir grandes cantidades de GMS; un fenómeno conocido como el 'síndrome del restaurante chino'. En raras ocasiones, se pueden experimentar reacciones adversas como náuseas, fatiga, y debilidad muscular, aprecia.
Estudios en animales, según prosigue Práxedes, sugieren que el consumo excesivo de GMS puede tener efectos neurotóxicos, aunque los resultados en humanos no son concluyentes: "Aunque el GMS es considerado seguro por varias agencias reguladoras, su consumo excesivo puede tener efectos negativos en algunas personas. La relación con la obesidad aún no está completamente aclarada, y se necesitan más estudios para entender mejor estos posibles efectos".
Por ello, recuerda cómo la FDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), consideran que el GMS es seguro para el consumo humano. "El JECFA ha establecido una ingesta diaria aceptable (IDA) de 30 mg/kilo de peso corporal al día, una cantidad significativamente superior a lo que se consumiría en una dieta regular", aclara.
Aunque la FDA ha recibido informes de síntomas como dolores de cabeza, náuseas, sudoración, y enrojecimiento facial después de consumir alimentos con GMS, no se ha confirmado consistentemente que el GMS sea la causa directa de estos efectos, mantiene esta dietista-nutricionista. Es más, subraya que los síntomas del 'síndrome del restaurante chino' son generalmente leves y transitorios, ocurriendo en un pequeño grupo de individuos sensibles, y usualmente al consumir más de tres gramos de GMS sin alimentos.
CÓMO IDENTIFICARLO EN LAS ETIQUETAS DE LOS PRODUCTOS
En la Unión Europea, el GMS añadido debe identificarse en las etiquetas de los alimentos como 'glutamato monosódico', o con su código 'E621', precisa esta especialista en Nutrición; si bien remarca que el GMS también está presente de forma natural en ingredientes como la proteína vegetal hidrolizada, el extracto de levadura, y los extractos de soja, así como en tomates y quesos. "Estos ingredientes se mencionan tal cual en el envase, ya que no es obligatorio especificar el GMS que se encuentra de manera natural", agrega.
A su vez, indica que el glutamato monosódico se encuentra en la comida rápida, en las sopas enlatadas, en las patatas fritas, en las galletas saladas, en los nachos, en las mezclas de condimentos, en las comidas preparadas, especialmente las de estilo asiático, en los aliños para ensaladas, en las salsas preparadas, en las salchichas, así como en los embutidos, y en otras carnes procesadas.
"Si deseas evitar el GMS puedes optar por alternativas naturales para realzar el sabor de los alimentos, como las hierbas y las especias (ajo, cebolla, pimienta, albahaca, orégano, romero), por el empleo de la levadura nutricional, del miso, del vinagre balsámico, del jugo de limón, de la ralladura de limón, de la ñora, del tomate seco, así como de los quesos curados como el parmesano", agrega.
En este contexto, la dietista-nutricionista de Quirónsalud Valencia, Rocío Práxedes, para aquellos que creen ser sensibles al GMS, se recomienda evitar alimentos con altos niveles de este aditivo. "Consultar con un médico o con un dietista-nutricionista puede proporcionar orientación adicional y ayudar a identificar cualquier sensibilidad alimentaria específica. Es crucial elegir fuentes de información fiables para obtener orientación sobre la salud y la nutrición", concluye esta experta.