MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha reiterado su petición a la Comisión Europea, realizada en 2011 a través de la European Heart Network, de que legisle el uso de las grasas trans, después de que Estados Unidos haya prohibido su utilización en productos alimentarios.
"El pasado diciembre, debería haberse hecho público un informe sobre la presencia de las grasas trans en los productos alimentarios de la Unión Europea. Este documento serviría para determinar qué legislación es necesaria a nivel europeo pero, desafortunadamente, este informe aún no se ha presentado", ha aseverado el presidente de la FEC, Leandro Plaza.
En Europa únicamente existe una directiva que limita la cantidad de ácidos grasos trans en preparados para lactantes y de continuación (no pudiendo superar el 3 por ciento de contenido graso total) y sólo Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia han establecido un marco legal que obliga a la industria a limitar la cantidad de grasa trans utilizada en productos alimentarios, no pudiendo superar el 2 por ciento.
Salvo estas excepciones, no existe ninguna otra regulación europea vigente, ni siquiera la obligatoriedad de mostrar en el etiquetado del producto la cantidad de grasas trans que contiene el mismo, y es que éstas quedan integradas dentro del porcentaje de grasas saturadas.
"En una primera fase, la industria debería estar obligada, no solo a reflejar en la etiqueta la cantidad de grasas saturadas que contiene el alimento en cuestión, sino también a indicar el porcentaje de grasas trans del mismo. De esta manera, el consumidor estaría más informado y podría escoger con más libertad qué alimento quiere consumir. Este debería ser solo el primer paso para que, de manera progresiva, se vaya reduciendo la cantidad de grasas trans hasta eliminarlas por completo", ha recalcado Plaza.
Asimismo, y con el objetivo de facilitar al consumidor una referencia para la identificación de los productos más saludables e incentivar a la industria a que desarrolle productos menos perjudiciales para la salud, la FEC cuenta con el Programa de Alimentación y Salud (PASFEC).
Mediante esta iniciativa, la FEC otorga un sello distintivo a aquellos productos que cumplen los criterios establecidos por el comité científico de la fundación, entre los que se incluye una limitación de la cantidad de grasas trans, según el tipo de alimento, y otro para los productos que representan un beneficio respecto a los de su gama.
SON LAS "PEORES GRASAS" PARA LA SALUD CARDIOVASCULAR
En concreto, las grasas trans son de origen vegetal, pero están transformadas mediante un proceso de hidrogenación pasan de un estado líquido a sólido, logrando así mejorar el sabor, la textura y la durabilidad de los alimentos cocinados o elaborados con ellas.
Es por ello que son muy útiles para la industria alimentaria. Sin embargo, se ha demostrado en diversas ocasiones que son las peores grasas para la salud cardiovascular ya que aumentan los niveles de colesterol malo (LDL) y triglicéridos, y disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL).
"Inicialmente, como provenían de grasas vegetales se pensó que iban a ser más beneficiosas que las grasas animales, pero con el paso del tiempo se ha demostrado que son tanto o más peligrosas que la grasa saturada de origen animal", ha señalado Plaza.
A pesar de que están presentes en pequeñas cantidades en la leche y la grasa corporal de algunos animales, las grasas trans se encuentran principalmente en productos procesados. De hecho, el consumo de 5 gramos diarios de grasa trans puede llegar a aumentar en un 23 por ciento el riesgo de sufrir enfermedad cardiaca coronaria.
Finalmente, según la FEC, la reducción de un 1 por ciento del consumo de las grasas trans supondría grandes beneficios: disminuiría entre un 2 o un 3 por ciento la enfermedad cardiovascular y su principal complicación, es decir, el número de infartos.