MADRID, 20 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU, han ideado una nueva forma de fortificar alimentos y bebidas mediante micropartículas cristalinas que contengan hierro o yodo, que se puedan espolvorear en alimentos básicos como el pan o en bebidas como el café o el té, y ayudar a combatir la desnutrición.
Sin embargo, "lo que se considera un alimento básico en Senegal no es lo mismo que en India o en Estados Unidos, por lo que el objetivo era desarrollar algo que no reaccionara con el alimento en sí", explica la investigadora principal del Instituto Koch para la Investigación Integral del Cáncer del MIT, Ana Jaklenec. De esta manera, no es necesario reformularlo para cada contexto; "se puede incorporar a una amplia gama de alimentos y bebidas sin comprometer la calidad", añade.
Asimismo, estas micropartículas podrían adaptarse para transportar minerales importantes como el zinc, el calcio o el magnesio, matizan los investigadores del estudio, que se publicará en la revista 'Matter'.
Este estudio es innovador porque fortificar alimentos suele ser complejo, ya que muchos nutrientes son frágiles y se descomponen durante el almacenamiento o la cocción, explican los autores. Además, cuando se añade hierro a los alimentos, este puede reaccionar con otras moléculas, dándoles un sabor metálico.
Sin embargo, en trabajos anteriores, el laboratorio de Jaklenec demostró que encapsular nutrientes en polímeros puede protegerlos de su descomposición o de reaccionar con otras moléculas. Pero, una desventaja de este enfoque es que el polímero agrega mucho volumen al material, lo que limita la cantidad de hierro u otros nutrientes que terminan en los alimentos y "dificulta alcanzar los objetivos nutricionales diarios únicamente con alimentos fortificados", apunta Jaklenec.
Por ello, la investigadora posdoctoral del MIT, Xin Yang, propuso utilizar el propio hierro como componente básico de una partícula cristalina conocida como estructura metalorgánica o MOF. Los MOF consisten en átomos metálicos unidos por moléculas orgánicas llamadas ligandos para crear una estructura rígida, similar a una jaula.
"Las estructuras metalorgánicas tienen una porosidad muy alta, por lo que pueden transportar una gran cantidad de material. Por eso pensamos que podríamos aprovechar esta plataforma para crear una nueva estructura metalorgánica que pudiera utilizarse en la industria alimentaria", señala Yang.
En este caso, los investigadores diseñaron un MOF que consiste en hierro unido a un ligando llamado ácido fumárico, que a menudo se utiliza como aditivo alimentario para mejorar el sabor o ayudar a conservar los alimentos. Esta estructura impide que el hierro reaccione con los polifenoles, compuestos comunes en alimentos como los cereales integrales y los frutos secos, así como en el café y el té. Cuando el hierro reacciona con estos compuestos, forma un complejo metálico-polifenólico que el cuerpo no puede absorber. Además, la estructura de los MOF también les permite permanecer estables hasta que llegan a un ambiente ácido, como el estómago, donde se descomponen y liberan su carga de hierro.
ADICIÓN DE YODO
Los investigadores también decidieron incluir yodo en su partícula MOF, a la que denominaron NuMOF. El suministro conjunto de estos nutrientes ha resultado difícil debido a que el hierro y el yodo pueden reaccionar entre sí, lo que dificulta su absorción por el organismo. No obstante, el estudio demostró que, una vez formadas las partículas MOF con hierro, podían cargarlas con yodo, de forma que el hierro y el yodo no reaccionaran entre sí.
Igualmente, en pruebas de estabilidad de las partículas, los investigadores descubrieron que los NuMOF podían soportar almacenamiento a largo plazo, calor y humedad elevados y agua hirviendo. Durante estas pruebas, las partículas mantuvieron su estructura. Cuando los investigadores administraron las partículas a ratones, observaron que tanto el hierro como el yodo estaban disponibles en el torrente sanguíneo varias horas después de la ingesta de NuMOF.
Ahora, los investigadores trabajan en el lanzamiento de una empresa que desarrolla café y otras bebidas fortificadas con hierro y yodo. También, esperan seguir trabajando en una sal doblemente fortificada que pueda consumirse sola o incorporarse a alimentos básicos.