Archivo - Persona mayor. - JACOB WACKERHAUSEN/ ISTOCK - Archivo
MADRID 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
La directora médica de Sanitas Mayores, Miriam Piqueras, ha recomendado que las personas mayores tengan una vida activa con la llegada del invierno, pues el frío, una menor duración de los días y la disminución de las actividades al aire libre aumenta el riesgo de aislamiento y soledad de estas personas, lo que repercute directamente en su salud emocional y física.
"El aislamiento social en las personas mayores no solo afecta al estado de ánimo, sino que también se asocia con un mayor deterioro cognitivo, pérdida funcional y un riesgo más elevado de depresión. En esta época del año, en la que el clima invita a quedarse en casa, resulta fundamental mantener una vida activa y un contacto frecuente con familiares, amigos y cuidadores", ha explicado Piqueras.
Si bien toda la población reduce sus salidas durante los meses más fríos, esto suele ser más marcado en las personas mayores, lo que puede propiciar que se sientan desconectadas de su entorno habitual.
"El invierno no tiene por qué traducirse en aislamiento si existe planificación. Contar con un calendario sencillo de actividades, identificar los momentos en los que suele aparecer la sensación de soledad y preparar alternativas ayuda a mantener una rutina activa", ha incidido Piqueras.
Por su parte, la neuropsicóloga de Sanitas Mayores Alfonsy Díaz Sánchez, ha detallado que la conexión con otras personas tiene un efecto "tan relevante" como el ejercicio físico o una buena alimentación.
"Más que la frecuencia de las visitas, influye la calidad de los momentos compartidos. Las conversaciones que evocan recuerdos y las actividades sencillas realizadas en compañía suelen reforzar el interés y generan una sensación clara de acompañamiento, algo especialmente relevante para quienes viven solas", ha agregado Díaz Sánchez.
Sin embargo, los expertos de Sanitas han señalado que conservar una vida social activa no depende únicamente de las relaciones personales, y que influyen tanto el entorno, como los hábitos cotidianos y las posibilidades reales de participación.
Es por ello por lo que han propuesto una serie de pautas para evitar este aislamiento en los meses de invierno, entre las que se encuentran la programación de actividades sociales con regularidad o establecer horarios para llamadas o encuentros presenciales, lo que ayuda a crear rutinas estables y a que la persona se sienta acompañada.
Del mismo modo, han recomendado participar en actividades grupales adaptadas y que incluyan música, lectura, manualidades o juegos organizados en residencias, centros de día o espacios comunitarios favorecen la interacción y estimulan la memoria.
"Cuando estas propuestas se ajustan al nivel funcional y a los intereses de cada persona, suelen resultar más motivadoras y mantienen su atención durante más tiempo", han resaltado los expertos.
El hecho de mantener un propósito diario, como cocinar recetas sencillas, cuidar plantas, colaborar en tareas domésticas o participar en iniciativas comunitarias les proporciona una sensación de "utilidad" y refuerza la autoestima.
Asimismo, han instado a estimular la curiosidad y el aprendizaje continuo de estas personas, y es que aprender una nueva afición, un idioma o aprender a usar herramientas digitales permite mantener su mente activa, generando temas de conversación que fortalecen sus vínculos sociales.
Por último, han aconsejado combinar socialización y actividad física ligera. Realizar pequeños paseos en interiores, caminar a un ritmo cómodo o participar en ejercicios suaves en grupo ayuda a mejorar la movilidad y abre espacios de interacción que refuerzan el vínculo con otras personas.