MADRID, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los mayores son más propensos a sufrir trastornos cutáneos durante los meses de verano, porque el envejecimiento causa diferentes cambios en el organismo y por tanto, también en la piel, siendo un grupo especialmente vulnerable ante hongos y otro tipo de infecciones.
El calor favorece el desarrollo de gérmenes patógenos, como los hongos, en el medio ambiente. La piel húmeda y sudorosa, las picaduras de insectos o llevar más superficie corporal descubierta, son factores que favorecen las infecciones superficiales de la piel o que aumentan los síntomas.
El jefe de gestión asistencial de Sanitas Residencial, David Curto, recomienda tomar una serie de medidas preventivas, especialmente con respecto a las infecciones de los pies. "Es fácil que el hongo crezca si existen condiciones de humedad y calor, por lo que es recomendable tomarse un tiempo después de la ducha para secarse bien los pies, usar un calzado que facilite la transpiración y no olvidar el uso de chanclas en lugares públicos como duchas, piscinas o vestuarios".
Los hongos crecen en condiciones de humedad y calor, provocando infecciones micóticas en la piel que son contagiosas, bastante frecuentes pero que, con su debido tratamiento se curan. Las más frecuentes son el pie de atleta, cuando afectan a los pies dando apariencia de sequedad y descamación de la planta, o el impétigo contagioso, que es una infección superficial por estafilococos y estreptococos, bacterias que erosionan la piel y desarrollan procesos como la foliculitis.
Para poner fin a estas lesiones, basta con un diagnóstico dermatológico para identificar la patología concreta y recetar un tratamiento. En algunos casos será suficiente con una crema antifúngica con antibiótico y en otros, un tratamiento por vía oral.