MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Con el invierno llegan las bajas temperaturas que pueden ocasionar un problema de salud a la población más débil, este es el caso de las personas mayores de 65 años quienes en esta época tiene mayor riesgo a enfermedad si no se protegen bien del frió, según explica el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial, el doctor David Curto.
La mayor vulnerabilidad de los mayores se explica por un déficit de adaptación a las temperaturas extremas, especialmente al frío; "el envejecimiento del organismo altera el metabolismo basal y, como consecuencia, el sistema de termorregulación corporal y su capacidad para percibir la temperatura ambiente", explica.
Este es el motivo por el que los mayores tienen mayor dificultad de adaptación al frío o el calor. Además de que, en general, a medida que disminuye la temperatura ambiental aumenta el riesgo de enfermar en la población.
Problemas cardiovasculares, respiratorios y reumatológicos son los cuadros más comunes asociados a las altas temeraturas. "Cuando baja la temperatura, el organismo reacciona perdiendo calor y los vasos sanguíneos se contraen. Esto obliga al corazón a bombear más sangre y se produce un aumento de la presión arterial o hipertensión que eleva el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular", advierte en referencia a los cardiovasculares.
En cuanto a problemas respiratorios, el frío disminuye las defensas y hace que las mucosas no funcionen igual, lo que favorece los resfriados, gripes o infecciones respiratorias o bronquitis. Mientras que aquellos que padecen enfermedades reumatológicas, como la artrosis o la artritis, pueden ver aumentar sus síntomas.
Por otro lado, Curto recomienda prestar atención a los mayores con depresión u otras enfermedades psiquiátricas, ya que en esta época son más sensibles debido al cambio de temperatura, la mayor nubosidad o el menor número de horas de luz.
Asimismo, no hay que descuidar las patologías que pueden sufrir los mayores de 65 años y que en esta época pueden verse afectadas. Algunas propias de las personas mayores, como la artritis, la enfermedad de Parkinson y otras que afectan a su capacidad de movimiento pueden plantearles serios problemas a la hora de ponerse ropa de abrigo.
Mientras, otras enfermedades, como la diabetes o el hipotiroidismo favorecen el hecho de que el cuerpo no pueda mantenerse caliente, aumentando la sensación de frío.
El jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial recomienda para proteger la salud de los efectos del frío no automedicarse; evitar los cambios bruscos de temperatura; limitar las actividades exteriores; tapar la nariz y boca al toser o estornudar; respirar por la nariz y no por la boca; aumentar la frecuencia del lavado de manos e incrementar el aporte calórico de las comidas y utilizar preparados en caliente.
Asimismo, recomienda regular el sistema de calefacción (temperatura de 20-22 ºC); utilizar las prendas de abrigo adaptadas a la temperatura ambientetento en interiores como en el exterior; y, en el caso concreto de la gripe estacional, los expertos recomiendan la vacunación en mayores de 60 años.