MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los opiáceos son conocidos desde hace mucho tiempo, su origen se encuentran en las semillas de la adormidera, y su uso farmacológico ha venido unido al uso como droga. Bien administrado, el uso médico a corto plazo de los analgésicos opioides rara vez causa adicción.
Sin embargo, un uso prolongado puede acabar en dependencia que, a su vez, suele ir acompañada de la tolerancia, es decir, la necesidad de tomar dosis cada vez más altas de un medicamento en un intento de obtener el mismo efecto.
Cuando se trata de opioides de acción prolongada, investigadores acaban de asociar su uso con un riesgo significativamente mayor de muerte en comparación con los medicamentos alternativos para el dolor crónico de moderado a grave, según revela un estudio del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, publicado este martes en 'JAMA'.
Además, de elevar el riesgo de muerte por sobredosis no intencional también incrementan la mortalidad por eventos cardiorrespiratorios y otras causas.
El autor principal, Wayne Ray, y colegas del Departamento de Política de Salud de Vanderbilt analizaron a pacientes del programa de seguros Medicaid en Tennessee entre 1999 a 2012 con dolor crónico, principalmente de espalda y otros dolores musculoesqueléticos, que no tenían cáncer u otras enfermedades graves. Los autores compararon a los que empezaron con un opioide de acción prolongada con los que recibieron un medicamento alternativo para el dolor de moderado a severo.
Entre los medicamentos alternativos incluidos estaban anticonvulsivos --normalmente prescritos para prevenir las convulsiones en el cerebro, tratar el trastorno bipolar o dolor neuropático-- y dosis bajas de antidepresivos cíclicos, que se toman para la depresión, algunos dolores y las migrañas.
"Encontramos que los pacientes de opiáceos presentaban un riesgo de muerte un 64 por ciento más elevado por cualquier motivo y un riesgo del 65 por ciento superior de mortalidad cardiovascular", explica Ray, profesor de Política de Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt.
"El mensaje final para los pacientes con el tipo de dolor que estudiamos es evitar los opioides de acción prolongada siempre que sea posible. Esto es consistente con las últimas pautas de prevención de los Centros para el Control de Enfermedades. Este consejo es especialmente importante para los pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular, como aquellos con diabetes o ataque al corazón previo", añade.
RECOMIENDAN BAJAS DOSIS Y AUMENTARLAS GRADUALMENTE
Si un opioide de acción prolongada es la única opción para el alivio efectivo del dolor, los pacientes deben comenzar con la dosis más baja posible y sólo aumentarla gradualmente, propone. En el grupo de estudio hubo 22.912 nuevos episodios de terapia prescrita para los medicamentos, con 185 muertes en los individuos que tomaron los opioides de acción prolongada y 87 muertes en el grupo de control.
Los consumidores de opiáceos de acción prolongada tuvieron 69 muertes adicionales por cada 10.000 usuarios, es decir, por cada 145 pacientes que tomaron un opioide de acción prolongada, había una muerte más. "Sabíamos que los opioides aumentan el riesgo de sobredosis. Sin embargo, los opioides pueden interferir con la respiración durante la noche, lo que puede causar arritmias cardiacas", resalta Ray.
"Nos preocupaba que los opioides de acción prolongada pudieran elevar el riesgo de muerte cardiovascular, que es lo que encontramos. Como la mayoría de las poblaciones de pacientes tienen más muertes cardiovasculares que las muertes por sobredosis, nuestro hallazgo significa que los estudios previos pueden haber subestimado los efectos nocivos de los opioides de acción prolongada", añade.
"Los datos son limitados en cuanto a la mejor medicación para las clases de dolor que hemos estudiado, como el dolor de espalda, aunque para el dolor en el que participan los nervios, los no opioides pueden ser mejores --señala Ray--. Para el dolor menos severo, muchos medicamentos de venta libre sin receta, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden ser igual de eficaces que un opioide".