MADRID, 19 May. (EUROPA PRESS) -
El director general de la Federación Internacional de la Industria Farmaceutica (Ifpma), Thomas Cueni, ha señalado que poner en duda la propiedad industrial por el COVID-19 "crearía incertidumbre y enviaría un mensaje equivocado a las compañías farmacéuticas que se han arriesgado en grandes inversiones para reutilizar medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19 y ampliar la fabricación".
"La propiedad intelectual no es un obstáculo, sino una ayuda para terminar con el COVID-19", ha comentado en un artículo publicado en el diario económico 'Financial Times', en el que responde a algunos dirigentes internacionales, como el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha pedido que la hipotética vacuna sea un "bien público" al servicio de todos los ciudadanos del mundo.
Según la industria, la carrera científica para encontrar una vacuna, sin embargo, "no habría sido posible sin la existencia durante años de un marco regulatorio predecible, basado en las leyes de propiedad industrial y en la existencia de patentes a nivel mundial para proteger la innovación". "Las patentes, y la propiedad intelectual en general, son la razón principal por la que existe una base de innovación tan sólida desde la cual trabajar para encontrar soluciones", ha apuntado Cueni.
A pesar de la gran cantidad de proyectos de investigación en marcha, en cualquier caso, advierte de que "no hay garantía de éxito, ya que pocos tratamientos e incluso menos vacunas pueden resultar seguros y efectivos". "Este nivel de toma de riesgos sería imposible sin un floreciente ecosistema de innovación basado en los incentivos de la propiedad intelectual", ha insistido.
Cueni recuerda que la industria farmacéutica se comprometió desde el inicio de la crisis sanitaria, además de garantizar el suministro de todos los medicamentos, a que habrá una distribución equitativa de los tratamientos cuando estén disponibles y a hacerlo a un precio asequible.
Así lo reafirmó la propia Federación Internacional de la Industria Farmacéutica al unirse como socio fundador a la alianza mundial liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo objetivo es acelerar el desarrollo y la producción de terapias y vacunas frente al coronavirus y garantizar que estos tratamientos sean asequibles y estén disponibles para todos de manera equitativa.
Para la industria farmacéutica, el conjunto de medidas de protección de la propiedad industrial ofrece garantías a las compañías que investigan y desarrollan nuevos medicamentos de que "si uno de sus fármacos innovadores es finalmente aprobado y llega a los pacientes, contará con un plazo temporal adecuado para tratar de recuperar la inversión realizada y generar recursos que puedan ser reinvertidos en nuevos proyectos de I+D biomédica".
"Esto es crítico en la investigación en medicamentos, por el alto coste en recursos y tiempo y el elevado riesgo que implica. Poner un fármaco a disposición de los pacientes necesita 10-12 años de trabajo y 2.500 millones de dólares, y apenas uno de cada 10.000 compuestos en investigación llegará al mercado un día. A ello se suma que sólo tres de cada diez medicamentos comercializados llegan a recuperar la inversión realizada, merced a los citados altos costes, la fuerte competencia terapéutica y la progresiva especificidad de los tratamientos, cada vez más orientados a perfiles concretos de pacientes, entre otras cuestiones", concluyen.