MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Dos vacunas de ARNm contra el COVID-19 han demostrado ser seguras y eficaces en los ensayos clínicos, así como en los millones de personas que se han vacunado hasta ahora. Pero aún no se sabe cómo afecta la infección previa por el SARS-CoV-2 a la respuesta de la vacuna, ni cuánto dura esa respuesta. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista 'ACS Nano' respalda las crecientes pruebas de que las personas que sufrieron el COVID-19 sólo necesitan una dosis de la vacuna, y que los refuerzos podrían ser necesarios para todos en el futuro.
En los ensayos clínicos, las vacunas COVID-19 de Pfizer-BioNTech y Moderna tuvieron una eficacia de alrededor del 95% en la protección contra las infecciones sintomáticas. Ambas vacunas de ARNm hacen que el sistema inmunitario produzca anticuerpos contra el dominio de unión al receptor de la proteína del SRAS-CoV-2 (RBD), y son necesarias dos dosis para proporcionar inmunidad a las personas que no se han infectado previamente de coronavirus.
Sin embargo, en los ensayos clínicos participaron muy pocas personas que ya se habían recuperado de la enfermedad, por lo que la respuesta inmunitaria de estos individuos es menos conocida. Además, no se ha caracterizado bien el curso temporal del desarrollo de anticuerpos en ambos grupos, ni cuánto tiempo persisten los anticuerpos neutralizantes del virus.
Por ello, Otto Yang y sus colegas de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) quisieron comparar los niveles, la calidad y la persistencia de los anticuerpos tras una y dos dosis de la vacuna de ARNm en personas con o sin infección previa por el SARS-CoV-2.
Utilizaron un ensayo inmunoenzimático (ELISA) para medir los anticuerpos contra el RBD en personas que recibieron la vacuna de Pfizer-BioNTech o Moderna, y en personas no vacunadas poco después de casos leves o graves de COVID-19.
En los 28 participantes sin infección previa, una dosis de cualquiera de las dos vacunas desencadenó niveles de anticuerpos similares a los observados tras las infecciones leves por COVID-19, mientras que se necesitaron dos dosis para obtener anticuerpos contra la RBD que se aproximaran a los observados tras los casos graves.
Por el contrario, en 36 participantes que tenían COVID-19 antes de la vacunación, la primera dosis produjo una respuesta vigorosa de anticuerpos similar a la infección natural grave, pero la segunda dosis no proporcionó ningún aumento adicional de los niveles de anticuerpos.
La calidad de los anticuerpos, indicada por su capacidad de neutralizar la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y su potencia, siguió patrones similares. Después de la segunda dosis de la vacuna, los niveles de anticuerpos disminuyeron en ambos grupos de forma comparable a la infección natural, con una pérdida media del 90% en 85 días.
Aunque se necesita más investigación sobre las respuestas de las células T a las vacunas, este resultado sugiere que probablemente se necesiten vacunas de refuerzo para todos, dicen los investigadores.