MADRID, 21 Ago. (EDIZIONES) -
Cada verano, la misma escena: cepillos y desagües se llenan de pelos más de lo habitual. No es casualidad. La ciencia confirma que agosto es el mes del año en el que más cabello se cae en el hemisferio norte.
Un estudio clásico en varones sanos, realizado en el Reino Unido durante 18 meses, halló un pico de caída en agosto-septiembre. Lo mismo comprobó una cohorte de 823 mujeres publicada en Dermatology, que observó un máximo de cabellos en fase telógena en verano, preludio de un aumento de pérdida capilar en las semanas siguientes .
¿La explicación? Está en la biología del folículo: más pelo entra en fase de reposo en los meses cálidos y cae cuando llega el final del verano. Así nos lo explica durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus Helena Rodero, que es farmacéutica especialista en cabello y divulgadora científica.
ES REVERSIBLE HABITUALMENTE
Le preguntamos a esta experta porque en su libro ' Todo sobre tu pelo y tu piel' (Penguin Random House) precisamente habla sobre cuáles son los factores que más afectan a la caída de nuestro cabello.
"Uno de los dos principales tipos de caída del pelo es el efluvio telógeno, que es estacional, se da en agosto la mayoría, aunque también puede tener lugar de circunstancias puntuales, como el estrés, la enfermedad, o el déficit nutricional, que si se corrige vuelves a tu estado normal. Es algo puntual que no debe durar más de 8 semanas, pero es totalmente reversible hagas o no algo", advierte esta experta.
Pero es que además Rodero afirma que el 8 de agosto es el día del año en el que más se cae el pelo, según los estudios científicos, sin saber realmente la causa: "Se cree que tiene que ver con el clima, con el daño que hace el calor al folículo piloso. Así, y al contrario de lo que piensa la gente, que se cae más el pelo en primavera o en otoño, cuando más se cae es en verano, en agosto concretamente. Está científicamente demostrado".
EL CASO DE LA ALOPECIA ANDROGENÉTICA
Después, se encontraría el irreversible caso de la alopecia androgenética, más típica en el hombre que en la mujer, tal y como asegura, especialmente por la zona de la coronilla y de las entradas en los hombres.
"Fundamentalmente el problema es o por un efluvio telógeno, que es reversible, y que está relacionado con déficit nutricional, con un proceso de estrés, con un posparto, o con una enfermedad, debido a la bajada de disponibilidad de elementos que sintetizan el cabello; o por un tema hormonal, el otro tipo de alopecia, una alopecia androgénica que es un problema crónico", afirma.
Apunta que en las mujeres se presenta de manera diferente, no está tan influida hormonalmente, y es un problema crónico que no tiene cura a día de hoy. "Necesita tratamiento de continuo si uno no quiere dejar que el pelo se caiga", subraya esta farmacéutica.
Es más, subraya que en las féminas los tratamientos son más complicados que en el hombre, y no son a día de hoy tan eficaces: "Las mujeres no nos quedamos calvas habitualmente, sino que perdemos densidad en la zona superior de la cabeza, donde el cabello estará más fino. No se ve de un día a otro, y de forma no tan rápida como en los hombres. Aquí se une también al envejecimiento y la menopausia, y esa miniaturización se acelera con la menopausia. No se cura, no tiene solución, es tratable pero de continuo".
QUÉ ES LO QUE MÁS DAÑA A NUESTRO CABELLO
En este contexto, pedimos a esta divulgadora científica que nos revele qué es lo que más daña a nuestro cabello, destacando que el día a día es lo que más daña el cabello: "Cuando lo lavamos, desenredamos, el sol de diario, todo lo daña. Hay que ser consciente para tratar lo mejor posible el cabello y que ese daño no se acumule, pero el cabello no se repara con productos, sino que directamente tiene que crecer para que el nuevo cabello esté intacto y en buen estado".
Con ejemplos concretos, Rodero cita por ejemplo a cuando lo agarramos con una coleta de forma muy tensa, o bien lo frotamos con la toalla, si empleamos de forma continua las herramientas de calor como las planchas, si empleamos el secador a temperaturas altas, o si lo acercamos demasiado al cabello.
Para evitar ese daño diario considera que lo idóneo es desenredar desde las puntas hacia arriba a poquitos, si es en seco mejor, pero si se prefiere hacer en mojado hay que aplicar mucho acondicionador de forma previa.
Al lavar el cabello aconseja frotar sólo el cuero cabelludo y lavar la piel y la raíz, no frotar con toalla ni estrujar. "Me gusta más secarlo con el secador porque así pegas más la cutícula al pello y brilla más. Si empiezas con temperatura media apenas lo dañas, y es mejor si empleas el protector de calor. Eso sí, no hay que olvidar que los cosméticos que nos venden para reponer la suavidad, y la textura del pelo realmente nunca van a volver a regenerar ese tejido", insiste.
A su vez, advierte de que ahora el verano daña mucho el pelo y tras la exposición solar se puede perder la capa protectora del cabello, "no proteger el cabello del sol es un daño inconsciente", sostiene, al tiempo que advierte sobre la manía de toquetearnos el pelo todo el día, o el no recogerlo cuando hace viento,
Igualmente, menciona el contacto con aguas duras, por ejemplo, apuntando al calcio, al magnesio, y al hierro, que se adhieren al mismo y hacen que no haga efecto el acondicionador. "Todo son temas acumulativos, de manera que como no se regenera por sí solo el cabello, el daño que se va haciendo se acumula. La piel la puedes recuperar, pero el cabello lo tienes que dejar crecer", remarca.
Sobre si lavarlo con frecuencia provoca que se nos caiga más reconoce Helena Rodero que es una duda frecuente que responde indicando que es mejor lavarlo con frecuencia porque así se limpia la zona de la piel del cuero cabelludo, beneficias a la microbiota de la zona y haces que esté más sano. "Por lavarlo más no vas a provocar la caída. Si lo haces bien, frotando con las yemas el cuero cabelludo y la raíz no lo dañas, pero si coges el champú y frotas a tope se daña mucho y encima no limpiarás bien el cuero cabelludo", remarca.