MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
El 2 por ciento de la población padece vitíligo, la enfermedad que padecía Michael Jackson en la piel y que se manifiesta a través de manchas sin pigmento como consecuencia de la destrucción de las células de pigmentación por parte del sistema inmunitario.
En concreto, la patología tiene dos variantes: la focal, que se presenta como ligeras manchas segmentadas en el cuerpo, especialmente en zonas expuestas al sol, y la universal, que abarca grandes extensiones. Además, el sexo o la raza no predisponen a su aparición aunque los pacientes blancos, si no toman el sol, apenas muestran síntomas.
Asimismo, a menudo se acompaña de otras patologías autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto o hipotiroidismo inmune. "El vitíligo es mucho más que una cuestión estética, ya que casi el total de los pacientes padecen problemas psicológicos: hay quien solo sale a la calle por la noche, se enmascaran sus máculas con tratamientos cosméticos o se las tapan con mangas largas. El paciente, en general, lo vive muy mal por el desconocimiento de los demás de la patología, por la desesperación ante la eficacia relativa de los tratamientos y por la marginalidad a la hora de encontrar trabajo", ha comentado el presidente de la Asociación de Pacientes de Vitíligo en España, Luis Ponce de León.
VITÍLIGO: NO TIENE CURA PERO SÍ TRATAMIENTO
En este sentido, el dermatólogo del Institut Universitari Quirón Dexeus de Barcelona y miembro de la AEDV, Agustín Alomar, ha informado de que aunque no tiene cura existen tratamientos que, a menudo, consiguen "mejorías" en el estado de la piel de los pacientes.
"Es un proceso dermatológico sin garantía de curación y con una perspectiva de tratamiento prolongado aunque sencillo, sin efectos secundarios pero incómodo, hay que tener fe en el dermatólogo y mucha constancia", ha apostillado Alomar.
Concretamente, el tratamiento básico puede constar de 'Tacrolimus tópico', capaz de incrementar la actividad de la tirosinasa del melanocito; la luz ultravioleta en la banda UVB-NB o luz solar controlada, para estimular los melanocitos; y el 'Khellin', cuya aplicación junto a la exposición ultravioleta es "muy segura".
"Existen estudios sobre determinadas moléculas que pueden bloquear el proceso, incluso existe una que implantada bajo la piel, podría estimular la pigmentación, aunque aún no hay evidencia científica determinante", ha zanjado Alomar.