MADRID, 16 Nov. (INFOSALUS) -
El efecto de la ira en las familias suele ser aparente en la forma en la que los miembros se relacionan entre sí. Las primeras experiencias en la comunicación y la relación con los otros se producen dentro de la familia. Los patrones de la ira en las relaciones se toman y recrean en las relaciones posteriores fuera de la familia.
Según explican en el sitio web de la Asociación Americana de Terapia de Pareja y Familiar la ira es uno de los patrones negativos más comunes en las relaciones y tiene su raíz en las relaciones inseguras cuando la comunicación abierta está ausente y la emoción del amor se 'entierra' en años de resentimiento. Existe una desesperanza típica en el presente y la duda sobre el futuro en esas relaciones.
CONSEJOS PARA CONTROLAR LA IRA
Los especialistas de la asociación de terapeutas estadounidenses presenta desde su web algunos consejos sobre cómo limitar las interacciones que producen ira en las relaciones:
1. Cuando sientas ira hacia otra persona, comienza con una comprobación interna sobre tu propio estado emocional. Pregúntate a ti mismo por qué te sientes así.
2. Antes de sentirte atacado o herido, haz un intento de proporcionar a los otros el beneficio de la duda, en especial si no tienes nada que perder al hacerlo.
3. Pregúntate a ti mismo si tienes suposiciones legítimas sobre las intenciones de los otros.
4. Mantén abiertas las líneas de comunicación. Cuando sientes que el resentimiento va creciendo, intenta escribir en un diario tus sentimientos y entonces comparte tus pensamientos con el ser querido.
5. Explora tu participación en esas relaciones que repetidamente sacan lo peor de ti.
6. Considera la terapia individual o familiar en las situaciones en las que tu ira parezca estar fuera de control.
INDICADORES DE LOS PROBLEMAS DE IRA
Los individuos enfadados son, en la mayoría de los casos, muy conscientes de sus problemas para controlar la ira. Muchos de ellos aceptan su ira como una parte inamovible de quienes son y se sienten incapaces de cambiar. Los especialistas americanos apuntan los siguientes síntomas que, si se encuentran de forma habitual en el día a día, pueden indicar problemas con la ira:
* Enfadarse de forma desproporcionada con respecto a las frustraciones o irritaciones menores.
* Tener sentimientos de culpabilidad o arrepentimiento sobre algo dicho o hecho en un momento de ira.
* Conflictos sociales repetidos como resultado de explosiones de ira (demandas, peleas, daños a la propiedad, expulsiones escolares, etc.).
* Familia o amigos que se acercan preocupados por la necesidad de ayuda para controlar la ira.
* Síntomas físicos crónicos como hipertensión, dificultades gastrointestinales o ansiedad.
Si se presentan estos síntomas, la asociación americana apunta que existen terapias individuales y familiares para intentar afrontar la ira crónica. Las individuales se basan en explorar la raíz de los sentimientos y conductas de ira y las familiares (cuando la ira se cronifica y crea desconexión o relaciones insanas entre los miembros) en trabajar el papel de cada miembro de la familia en las interacciones con ira.