Sentimiento de culpa ¿te sientes mal a menudo?

Diez formas de combatir los miedos, miedo, pánico, angustia
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Actualizado: sábado, 11 julio 2015 6:59

   MADRID, 11 Jul. (INFOSALUS) -

   El ser humano es el único animal que tiene sentimiento de culpa. La culpa ocasiona emociones que producen malestar y que se dirigen a uno mismo ya sea por mala conciencia, porque no se ha dicho o hecho algo o porque se ha podido causar daño y perjuicio a otro.

   Según explica a Infosalus Laura Rojas Marcos, psicóloga y autora de 'El sentimiento de culpa' (Editorial Aguilar), en el 99% de los casos la culpa se vive como sensaciones de malestar, ansiedad, incertidumbre, arrepentimiento o no gustarnos. Además, la culpa se puede utilizar para manipular y controlar a otras personas, es lo que sucede con el chantaje emocional que hace a alguien ejecutar acciones en contra de su voluntad sucede incluso de padres a sus hijos como un medio para que coman o hagan los deberes.

   Rojas Marcos señala que existen dos tipos básicos de sentimiento de culpa: el real y el falso. El real se refiere a cuando de forma objetiva somos responsables de un acto del que nos arrepentimos. El falso es el que nos hace sentirnos responsables de algo que no nos corresponde como en el caso de hijos que se sienten culpables de la separación de sus padres o los supervivientes de una catástrofe que sienten culpabilidad por ser ellos los supervivientes y no los que fallecieron.

¿ES BUENO SENTIR CULPA?

   Tener capacidad de sentir culpa es saludable pero vivir en la culpa no es sano. La culpa nos ayuda a identificar las buenas y las malas conductas. Este sentimiento de culpa exacerbado es más común en personas impulsivas y está asociado al no hacer, la denominada procrastinación, o en personas perfeccionistas que se torturan mucho y caen en la tiranía de los 'debería' ('Debería haber hecho ... o 'Debería haber dicho ...').

   "Estas personas entran en un mensaje donde comparan el yo ideal con el yo real, lo que da lugar a una competición que produce mucho dolor derivado del sentimiento de culpa". Debería haber hecho, dicho, etc.

   Para la psicóloga existe un ejemplo claro de quienes sufren culpa por todo entre muchas mujeres que buscan la perfección en todas las facetas de su vida: hijos, pareja, trabajo, padres, autocuidado y que llegan a sentirse culpables cuando dedican tiempo a sí mismas en vez de a los otros.

   "Sin embargo, si te ocupas de ti mismo esto redundará en un mayor bienestar personal y con ello en un mejor trato hacia quienes cuidas. La culpa corta las alas de la felicidad junto con el miedo y la depresión", señala Rojas Marcos.

   La culpa tiene un valor positivo a nivel individual pero también en sociedad. Existen personas que no sienten culpa porque carecen de empatía, de la posibilidad de ponerse en el lugar del otro, convivimos también con estas personas, es el caso de los psicópatas entre los que existen distintos grados entre la población general. No se sienten responsables del daño causado al otro y por ello no sienten culpa.

   Culpa y vergüenza van de la mano y en ocasiones están muy unidas. La vergüenza está asociada al juicio que pueden hacer otros de nosotros y nuestras acciones, y viene dada por factores externos, sin embargo, la culpa es un malestar interno propio sin testigos.

APRENDER EL SENTIDO POSITIVO DE LA CULPA

   La culpa es sinónimo de responsabilidad y se relaciona con lo que tiene que ver con buena o mala conducta, algo que está valorado por el entorno social. Este aprendizaje social también lo realizamos en casa con nuestros padres y cuidadores.

   Si los padres o cuidadores no dan responsabilidad a los menores porque les miman demasiado, intentan ahorrar tiempo en las tareas cotidiana o piensan que no son capaces, los niños no pueden aprender a ser responsables. Esto puede dar lugar a un sentimiento de ineptitud, que puede conducir a sentir culpabilidad por existir (sin que por ello exista depresión) o a conductas que creen tener derecho a realizar a pesar de que dañen a otra persona, no sienten culpa y no se sienten responsables por ellas.

   "Hay que enseñar a los niños a ser responsables de los daños y enseñarles cómo repararlos, cómo pedir perdón y mostrar arrepentimiento y resolverlo de corazón. Es importante saber perdonar para que no exista rencor, pues esta es otra forma de vivir en la culpa, pero en la culpa del otro", explica Rojas Marcos.

AFRONTAR LA CULPA

   Los primeros pasos para no vivir en la culpa, en su versión menos saludable, es identificar el tipo de culpa, dónde recae la responsabilidad y las razones por las que la persona se siente culpable.

   Si la culpa es real y existe una voluntad de resolver la situación con respecto a otra persona hay que pedir perdón o compensar el daño hecho de alguna manera, hay que reconocer la culpa. Si se trata de una culpa falsa hay que identificar por qué se siente responsabilidad de algo de lo que no somos culpables.

   La queja no es en sí misma mala pero sí la aptitud quejica porque se trata de personas que no asumen la responsabilidad de sus actos. Culpabilizar a otros también sucede en muchas ocasiones, asumir la culpa ayuda a aprender de la situación para que no se repita.

   La culpa falsa puede verse desvelada si acudimos a personas de nuestra confianza que nos quieran bien como amigos o familiares, ellos nos advertirán si nos estamos fustigando o culpabilizando en exceso. "Lo importante es salir de esta tortura emocional en que puede convertirse la culpa", apunta Rojas Marcos.

   Hay que aceptar la responsabilidad sobre nuestras acciones o decisiones, si las cosas no salen como queremos, no sirve de nada fustigarse sino que hay que tomar una decisión más proactiva. "Si te sientes culpable pregúntate ¿cómo lo voy a arreglar? No te quedes metido en el fango de la culpa", concluye la psicóloga.