MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las madres que fuman y tienen un parto prematuro elevan más del triple su riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), de acuerdo a una investigación realizada en más de 900.000 madres y cuyos resultados se publican en 'European Journal of Preventive Cardiology'. El riesgo de la ECV materna aumenta en una relación dosis-respuesta con el número y la gravedad de los nacimientos prematuros.
PARTO PREMATURO
"El tabaquismo y el parto prematuro sinérgicamente elevan el riesgo de enfermedad cardiovascular materna. El tabaquismo y el parto prematuro son factores de riesgo establecidos para la ECV materna", resume el autor principal del trabajo, Ngo Anh, investigador de la Universidad de Sydney en el Hospital Royal North Shore de Nueva Gales del Sur, Australia.
EL TRATAMIENTO DE FERTILIDAD ESTÁ ELEVANDO LAS TASAS DE PARTO PREMATURO
"El tratamiento de fertilidad está elevando las tasas de parto prematuro y el tabaquismo en las mujeres embarazadas sigue siendo alto, por lo que conocer el impacto de estas situaciones en las enfermedades cardiovasculares es importante para los esfuerzos de prevención", añade este experto.
El estudio vinculó los registros perinatales de 902.008 madres durante 1994-2011 con el posterior ingreso en el hospital de las madres por ECV o muerte por ECV. Se realizaron análisis para comparar el riesgo de ECV entre las madres clasificadas según el consumo de tabaco y el parto prematuro.
Los investigadores encontraron que las fumadoras y el parto prematuro se asociaron de forma independiente y significativa con el riesgo de ECV en las madres afectadas. Las madres que fumaban y tuvieron un parto prematuro presentaban un riesgo 3,35 veces mayor de ECV que las no fumadoras con nacimientos a término, lo cual fue un 29 por ciento más que los riesgos añadidos de fumar únicamente o tener un parto prematuro solo.
MUJERES FUMADORAS
"Cuando el tabaquismo y el parto prematuro coexisten en una misma persona, interactúan para producir un efecto de conjunto sobre el riesgo materno de ECV que es un 29 por ciento mayor que la suma de los efectos cuando actúan solos", afirma Ngo.
Los investigadores también descubrieron que el riesgo de ECV fue aún mayor en madres fumadoras con nacimientos prematuros más graves o recurrentes. En mujeres fumadoras, el riesgo de ECV fue 3,83 veces mayor con un parto muy prematuro (20-33 semanas de gestación) y 3,18 veces mayor con un parto algo anterior a pretérmino (34 a 36 semanas de gestación), en comparación con las madres no fumadoras con nacimientos a término.
Las mujeres que fumaban tenían 4,47 veces más de riesgo de enfermedad cardiovascular con dos o más partos prematuros y 3,2 veces más de riesgo de ECV con un nacimiento prematuro, en comparación con las madres no fumadoras con nacimientos en el plazo normal.
"Nuestra investigación muestra por primera vez que el tabaquismo y el parto prematuro interactúan para crear un mayor riesgo de ECV que cada factor de riesgo por sí mismo. Una explicación podría ser el estrés de cuidar a un recién nacido prematuro que puede conducir a comportamientos poco saludables, como el tabaquismo, lo que aumenta la probabilidad de futuros nacimientos prematuros. El estrés en sí provoca trastornos metabólicos, aterosclerosis y enfermedades cardiovasculares en última instancia", subraya Ngo.
"Nuestros hallazgos tienen numerosas implicaciones para la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Las mujeres fumadoras que acuden en busca de ayuda de la tecnología de reproducción asistida deben ser asesoradas acerca de su riesgo de parto prematuro y las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta, para que puedan tomar una decisión informada", añade.
"Las mujeres que dejan de fumar cuando planean quedarse embarazadas quedarán doblemente protegidas que las fumadoras --continúa Ngo--. Evitarán aumentar el riesgo de tener un parto prematuro y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular cuando llegan a una edad más avanzada. Las madres que ya han tenido un parto prematuro deben dejar de fumar si no lo han hecho ya y someterse a pruebas periódicas de detección temprana de ECV".
Según Ngo, los médicos siempre deben alentar a los fumadores a dejar el hábito, pero sobre todo a las mujeres que quieren quedarse embarazas. "Los médicos deben tener en cuenta los efectos conjuntos de fumar y el parto prematuro en la evaluación de riesgo de ECV de una mujer. También han de considerar la necesidad de una terapia preventiva para el control oportuno de los trastornos biológicos que preceden a la ECV, como la hipertensión y la dislipidemia cuando éstas se producen", señala.
"Las mujeres que fuman y tienen un parto prematuro poseen más del triple de riesgo de enfermedad cardiovascular. Se necesitan más esfuerzos para persuadir y apoyar a las mujeres a dejar el hábito. Estos esfuerzos tendrán efectos positivos tanto para las madres como para sus bebés", concluye Ngo.