Archivo - Mujer paseando en un parque en otoño. - ZBYNEK POSPISIL/ ISTOCK - Archivo
Una nueva investigación vincula el cambio de horario a uuna reducción de ciertas afecciones de salud
MADRID, XX (EUROPA PRESS)
El horario de verano se introdujo durante la Primera Guerra Mundial y consiste en adelantar los relojes una hora en primavera y atrasarlos una hora en otoño. Está vigente en unos 70 países y afecta a una cuarta parte de la población mundial.
El cambio de hora forma parte de la rutina colectiva desde hace décadas, pero también despierta dudas, debates y una sensación compartida de cansancio o desajuste que muchos reconocen, aunque pocos saben explicar. Algunos estudios han sugerido que los cambios de hora, en particular el de primavera, tienen un efecto perjudicial sobre la salud, lo que ha llevado a pedir su abolición.
EL CAMBIO DE HORA Y LA SALUD: UNA POLÉMICA QUE NO SE APAGA
La semana posterior al cambio de hora de otoño se asocia con una reducción en la demanda en servicios de salud para trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión y condiciones psiquiátricas en Inglaterra, según un estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en 'The BMJ'.
Pese a ello, el estudio resalta que hay poca evidencia de que el cambio de hora de primavera tenga algún efecto a corto plazo sobre el número de problemas de salud, según los investigadores.
QUÉ OBSERVARON LOS INVESTIGADORES
Para obtener una imagen más clara, los investigadores se propusieron explorar los efectos a corto plazo (agudos) de los cambios de horario en la salud mental y física de las personas en Inglaterra. Sus hallazgos se basan en registros de atención primaria y secundaria vinculados de 683.809 personas con al menos uno de ocho eventos de salud en las semanas cercanas a los cambios de hora de primavera u otoño de 2008 a 2019.
Los eventos de salud analizados fueron ansiedad, enfermedad cardiovascular aguda mayor, depresión, trastorno alimentario, traumatismo de tránsito, autolesión o trastorno del sueño en atención primaria o secundaria o una condición psiquiátrica en accidentes y emergencias.
Se comparó el número diario medio de eventos (por año, por región) en la primera semana después de los cambios de reloj con los del período de control (cuatro semanas antes de los cambios y semanas 2 a 4 después).
En la semana posterior al cambio de hora de otoño, cinco afecciones de salud tuvieron menos eventos: ansiedad (una reducción del 3% de 17,3 eventos por día a 16,7), enfermedad cardiovascular aguda (una reducción del 2% de 50 eventos por día a 48,9), depresión (una reducción del 4% de 44,6 a 42,7), afecciones psiquiátricas (una reducción del 6% de 3,5 a 3,3) y trastornos del sueño (una reducción del 8% de 5,4 a 4,9). Se encontraron pocas pruebas de reducciones en los diagnósticos de trastornos alimentarios, lesiones por accidentes de tráfico o autolesiones, o de cambios después del cambio de hora de primavera.
Este es un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto, y los autores señalan que los registros de salud solo contienen eventos por los cuales el individuo busca ayuda médica y la fecha en que un médico registra un evento de salud, que no es necesariamente la fecha de inicio de los síntomas.
DORMIR UNA HORA MÁS Y LA LUZ DE LA MAÑANA: CLAVES BAJO LA LUPA
Sin embargo, dicen que los resultados se basan en 12 años de datos ampliamente representativos de medicina general y hospitales, dando una imagen más completa del efecto de los cambios de horario en la demanda de servicios de salud que estudios anteriores. Por ello, sugieren que el sueño extra durante el cambio de hora en otoño y el aumento abrupto de la exposición a la luz solar matutina después de la transición pueden ser beneficiosos para la salud.
"Nuestro estudio contribuye al debate actual sobre la política de cambio de hora en Inglaterra. Las investigaciones futuras deberían explorar los mecanismos subyacentes a la reducción de eventos de salud que observamos tras el cambio de hora de otoño", concluyen los investigadores.
SALUD MENTAL: MENOS ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
En el ámbito de la salud mental, el estudio detecta un descenso de los diagnósticos de ansiedad en torno a un 3% durante la semana posterior al cambio de hora de otoño. También se observa una reducción aproximada del 4% en los episodios de depresión registrados, lo que sugiere que el ligero aumento de tiempo de sueño o el ajuste en los ritmos diarios podrían tener un efecto protector inmediato en algunas personas.
Las urgencias psiquiátricas también se ven afectadas. En concreto, las atenciones por trastornos psiquiátricos en los servicios de urgencias disminuyen alrededor de un 6% en esa misma semana, un dato que los investigadores interpretan como parte del mismo patrón de ligera mejora transitoria del estado de salud mental tras el cambio horario de otoño.
CORAZÓN Y SUEÑO: DESCENSOS MODESTOS PERO CLAROS
Más allá de la salud mental, el trabajo señala una reducción de aproximadamente un 2% en los eventos de enfermedad cardiovascular aguda en la semana posterior al cambio de hora. Aunque el efecto es modesto, el hallazgo resulta relevante por tratarse de problemas de alto impacto clínico, como los eventos cardiovasculares mayores registrados en la atención sanitaria habitual. Donde el descenso es más marcado es en los trastornos del sueño.
El estudio describe una caída cercana al 8% en los registros de problemas de sueño en esa primera semana tras retrasar el reloj, lo que apunta a que disponer de una hora adicional de descanso podría aliviar temporalmente las dificultades para dormir en parte de la población.
UN EFECTO PUNTUAL Y ESTACIONAL
En su conjunto, los resultados indican que el cambio de hora de otoño se relaciona con una ligera reducción de eventos de enfermedad cardiovascular, trastornos del sueño y varios problemas de salud mental en la semana inmediatamente posterior. Los autores subrayan que se trata de efectos puntuales y de magnitud pequeña, pero consistentes a nivel poblacional, y que no se observa un patrón similar tras el cambio de hora de primavera