¿Se pueden prevenir las alergias? Estos hábitos podrían marcar la diferencia, según alergólogas de la seaic

Archivo - Niño con alergia al polen.
Archivo - Niño con alergia al polen. - CUNAPLUS_M.FABA/ISTOCK - Archivo
Publicado: sábado, 31 mayo 2025 7:59

   MADRID, 31 May. (EDIZIONES) -

   Estamos en pleno boom de las alergias primaverales y son muchos los que sufren sus síntomas en esta época del año. Es interesante conocer hasta qué punto está –o no—en nuestra mano el poder prevenir el desarrollo de alergia y es por eso por lo que le preguntamos a dos expertas del Comité de Inmunología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

   La doctora Gabriela Zambrano Ibarra recuerda que desarrollar una alergia no depende únicamente de la genética, aunque los antecedentes familiares aumentan el riesgo: “Existen múltiples factores ambientales y biológicos que influyen en la aparición de enfermedades alérgicas. No se hereda una alergia específica, sino una predisposición general, determinada por la interacción de varios genes, cada uno aportando un pequeño riesgo. Además, el entorno juega un papel fundamental: la colonización microbiana temprana, la exposición a alérgenos durante la infancia, y la contaminación ambiental pueden influir en cómo el sistema inmunitario responde a las sustancias externas”.

   Mientras, preguntada sobre si es posible prevenir la aparición de alergias en niños desde la infancia, la doctora Mª Elena Seoane Reula subraya que, aunque no siempre es posible evitar por completo el desarrollo de alergias, sí se puede reducir el riesgo, al menos parcialmente, en especial en niños con antecedentes familiares; siendo tal y como apunta las estrategias más eficaces:

    . Fomentar la lactancia materna, que favorece una microbiota intestinal equilibrada.

   . La exposición a los niños a ambientes rurales, o a la convivencia con animales desde edades tempranas, parece que contribuye a una mayor diversidad microbiana y fortalece el desarrollo optimo del sistema inmunitario.

   . Evitar el uso innecesario de antibióticos, ya que pueden el microbioma del individuo.

    . Minimizar la exposición a contaminantes ambientales, y al humo del tabaco.

   . Introducir de manera controlada alimentos potencialmente alergénicos entre los 4 y 6 meses de vida, según la evidencia científica publicada más reciente.

   . Considerar, bajo recomendación médica, el uso de probióticos y prebióticos durante el embarazo y la lactancia.

   Pero es que esta especialista destaca igualmente que existen hábitos cotidianos que pueden reducir el riesgo de desarrollar alergias respiratorias o alimentarias, sobre todo desde la infancia, tales como:

   . Evitar la exposición al humo de tabaco antes mencionada.

   . Reducir la presencia de alérgenos en el hogar (ácaros, epitelios de animales, pólenes) mediante una ventilación adecuada, limpieza frecuente y uso de aspiradoras con filtros HEPA; utilizar mascarilla y gafas de sol cunado se está al aire libre

   . No abusar de productos de limpieza agresivos.

   . Mantener una dieta variada y equilibrada, sin eliminar alimentos sin indicación médica.

   . Introducir alimentos potencialmente alergénicos de forma temprana y controlada.

   .Promover la exposición moderada al aire libre y evitar una higiene excesiva.

EL PAPEL DE LAS VACUNAS

   En todo este contexto, la doctora Gabriela Zambrano Ibarra recuerda que la inmunoterapia específica con alérgenos, conocida como “vacunas para la alergia”, tiene como objetivo principal modificar el curso de la enfermedad alérgica, reduciendo la frecuencia e intensidad de los síntomas, y mejorando la calidad de vida. “Sin embargo, estas vacunas no previenen alergias en personas sanas que no presentan sensibilización”, matiza.

   Sobre si una persona puede “curarse” de una alergia o sólo aprender a convivir con ella resalta que en la mayor parte de los casos “las alergias no tienen una ‘cura definitiva’, si bien pueden mejorar de manera significativa con el tiempo o con el tratamiento adecuado.

   “Algunas alergias alimentarias en la infancia, como la alergia a la leche o el huevo, pueden desaparecer espontáneamente, mientras que otras, como la alergia a frutos secos o mariscos, suelen persistir. En estos casos, la estrategia se basa en evitar el alérgeno y controlar los síntomas”, remarca esta experta del Comité de Inmunología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Es más, sostiene que, para ciertos alimentos, existen protocolos de desensibilización, pero que hay que valorar de forma individualizada.

REFORZAR EL SISTEMA INMUNITARIO Y MINIMIZAR ALERGIAS

   Con todo ello, y a la hora de fortalecer el sistema inmunitario y reducir el riesgo de alergias, estas especialistas insisten en:

   . Mantener una dieta rica en fibra y alimentos fermentados, que favorecen un microbioma intestinal saludable.

   . Fomentar la exposición moderada al medio ambiente y la convivencia con mascotas desde la infancia, en la medida de lo posible.

   . Evitar la higiene extrema y la exposición a contaminantes y toxinas.

   . Limitar el uso innecesario de antibióticos.

   . Priorizar hábitos de vida saludables, como la actividad física y el juego al aire libre.

   “Un concepto clave es la ‘marcha atópica’, que describe la evolución natural de las enfermedades alérgicas en la infancia. Suele comenzar con dermatitis atópica, seguida de alergias alimentarias y, posteriormente, enfermedades respiratorias como rinitis o asma. Existe un periodo crítico entre los 4 y 12 meses de vida en el que el sistema inmunitario aprende a tolerar los alérgenos, por lo que la intervención en esta etapa puede ser decisiva para la prevención primaria. Ante cualquier sospecha de alergia, un diagnóstico precoz y un manejo adecuado son fundamentales para mejorar la calidad de vida del paciente”, subrayan estas especialistas de la SEAIC.

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