Foto: AEPNAA
MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años está aumentando el número de niños con alergia a algún alimento y, por ende, los casos de anafilaxia, de los cuales el 20 por ciento se producen en el colegio, de ahí que desde la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA) pidan formar a los profesores y el resto de personal de los centros educativos para actuar correctamente en estos casos.
El hecho de que exista un porcentaje tan alto de reacciones alérgicas a alimentos en el colegio se debe a que es el lugar donde los niños pasan más tiempo y donde es más difícil poder controlar los alérgenos en las comidas.
Por este motivo, según asegura Carmen Panadero, representante de esta asociación, "debe informarse a los centros sobre qué es, porqué se produce, cómo se detecta, cómo se evita y algo fundamental, cómo se actúa".
La propuesta de AEPNAA pasa por una colaboración entre médicos, enfermeras comunitarias y escolares, personal escolar, padres y el niño "para asegurar que los menores alérgicos estén protegidos".
"Las escuelas y los médicos deben adoptar un enfoque global para la formación en alergia, asegurándose de que todo el personal sabe prevenir, reconocer e iniciar el tratamiento de las reacciones alérgicas", explica Panadero.
Uno de los aspectos destacados es el entrenamiento en el uso de la medicación de emergencia. En esta situación el tratamiento indicado es la administración de adrenalina, de ahí que muchos alérgicos, conocedores de su riesgo, lleven siempre dispositivos autoinyectables para la administración de esta sustancia.
Según explica esta experta, "la ventaja de los autoinyectores es fundamentalmente la sencillez de uso, cuestión prioritaria cuando se tiene que actuar con rapidez".
HAY QUE TENER "SANGRE FRÍA"
"Hay que tener en cuenta que en caso de que la reacción alérgica derive en anafilaxia, lo único que la revierte es la adrenalina", comenta Panadero, apuntando que "es muy difícil que alguien que no es profesional sanitario tenga la sangre fría de coger una jeringa, cargarla con la adrenalina calculando la cantidad necesaria y la administre".
Por ello, insiste, "tanto los pacientes como los educadores, responsables y tutores deben ser instruidos en identificar los síntomas que sugieren que se está iniciando una anafilaxia para poner en marcha un plan de actuación".
Por un lado, los padres deben informar al colegio y explicar lo "sencillo" que es utilizar la adrenalina en caso de necesidad y, por otro, los docentes necesitan tener la formación necesaria para asumir que este dispositivo puede salvar la vida a su alumno en solo unos segundos y que la presencia de dicha medicación proporciona seguridad en vez de temor.
Además, recuerda que, tras la utilización de un autoinyector de adrenalina, siempre se debe acudir a un centro de urgencias médicas.