MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres que no se realizan su primera mamografía corren un mayor riesgo de ser diagnosticadas con cáncer de mama avanzado y morir a causa de la enfermedad. Así lo demuestra un nuevo estudio del Instituto Karolinska (Suecia) publicado en la revista científica 'BMJ'.
Desde principios de la década de 1990, a las mujeres suecas se les han ofrecido mamografías periódicas, lo que ha contribuido a la disminución de la mortalidad por cáncer de mama. A pesar de ello, una proporción significativa decide no acudir a su primera revisión. Los investigadores responsables del nuevo estudio querían investigar las consecuencias a largo plazo de esto.
El estudio se basa en datos del programa sueco de cribado mamográfico y de los registros sanitarios nacionales, y abarca a casi 433.000 mujeres en Estocolmo entre 1991 y 2020, con un seguimiento de hasta 25 años. Los resultados muestran que el 32% de las mujeres invitadas a su primera revisión rechazaron la invitación. Estas mujeres también fueron menos propensas a participar en futuras revisiones, lo que a menudo condujo a un diagnóstico tardío y a un peor pronóstico.
"Omitir la primera mamografía es un fuerte indicador de quién está en riesgo de detección tardía y mayor mortalidad. Nuestros resultados muestran que omitir la primera mamografía no es solo una decisión puntual, sino que a menudo marca el inicio de un patrón a largo plazo de no asistir a las revisiones", asegura la primera autora del estudio, Ziyan Ma, estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska.
Cuando las mujeres que se saltaron su primera prueba de detección fueron diagnosticadas posteriormente con cáncer de mama, la enfermedad se detectó con mayor frecuencia en una etapa más avanzada. El riesgo de desarrollar cáncer en etapa III fue aproximadamente 1,5 veces mayor, y para la etapa IV, el riesgo fue hasta 3,6 veces mayor en comparación con las que participaron en la primera mamografía. Durante un período de seguimiento de 25 años, casi el 1 por ciento de las que no participaron murieron de cáncer de mama, en comparación con el 0,7 por ciento entre las participantes, una diferencia que corresponde a un riesgo 40 por ciento mayor de morir por la enfermedad.
Sin embargo, la proporción total de mujeres que desarrollaron cáncer de mama fue casi la misma en ambos grupos, aproximadamente el 7,7 por ciento. Según los investigadores, esto muestra que el aumento de la mortalidad se debe principalmente a la detección tardía en lugar de a un mayor número de casos de la enfermedad.
Los antecedentes familiares son un factor de riesgo bien conocido e inmodificable para el cáncer de mama. Nuestro estudio demuestra que no realizarse la primera prueba de detección conlleva un riesgo de mortalidad similar; sin embargo, a diferencia de los antecedentes familiares, este es un comportamiento que podemos modificar. Dado que más del 30% de las mujeres no se realizan su primera prueba de detección, una mayor participación podría salvar muchas vidas. Dado que este grupo puede identificarse de forma temprana, décadas antes de que se produzcan las muertes, los profesionales sanitarios tienen la oportunidad de intervenir con recordatorios o apoyo para fomentar la participación, señala la última autora del estudio, Kamila Czene, profesora del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska.