MADRID 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
La esquizofrenia es un trastorno mental que afecta a alrededor de medio millón de personas en España y supone un enorme impacto en la calidad de vida de estos pacientes, que suelen vivir entre 10 y 20 años menos que la población general, según han destacado los asistentes al II Foro Internacional 'Nuevos Abordajes en el Tratamiento' organizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).
La jornada, en la que se analizan las últimas novedades en el diagnóstico y manejo de este trastorno mental, ha contado con el aval de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), y con el apoyo de Roche Farma.
En la misma, los expertos han recordado que los delirios, las alucinaciones y las alteraciones del pensamiento son los síntomas más visibles de la enfermedad, pero no son los únicos ni los más importantes, ya que estos pacientes también sufren pobreza afectiva, apatía, desinterés e insociabilidad o problemas en la atención.
Y con el tiempo, sufren un deterioro prematuro de su actividad tanto física como mental, que les obliga a vivir al margen de la sociedad, impidiéndoles llevar una vida normal.
"Su día a día se aleja mucho de la cotidianidad a la que está acostumbrado el resto de la población", reconoce Celso Arango, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y director del CIBERSAM, ya que "presentan serias dificultades para relacionarse con los demás y disfrutar de las cosas con las que solían hacerlo".
Este experto ha destacado también como en los últimos 5 años España ha mejorado mucho en investigación en salud mental y más concretamente en el campo de la esquizofrenia, lo que se traducirá en nuevos fármacos, moléculas con innovadores mecanismos de acción, que aspiran a mejorar los síntomas relacionados con el comportamiento, las emociones y la habilidad para comprender.
Hasta ahora, el tratamiento farmacológico de la esquizofrenia se centraba sobre todo en abordar los síntomas positivos --los más visibles, como delirios y alucinaciones-- y la prevención de recaídas.
"Las nuevas líneas de investigación ponen el foco en frenar los síntomas negativos y los relacionados con los déficits cognitivos", ha explicado el profesor Arango, que ha detallado el estudio de nuevas moléculas que actúan a nivel del sistemas colinérgico, glutamatérgico, estrés oxidativo e inflamación y que pueden mejorar los síntomas negativos y cognitivos.
Fuera del campo de la farmacología, la intervención psicosocial aporta al paciente y su familia herramientas para afrontar la enfermedad e identificar los síntomas iniciales, según este experto, mientras que la rehabilitación tiene como objetivo la reconexión del paciente en la sociedad, como por ejemplo a través de empleo protegido, que para Arango es "una de las asignaturas pendientes en España".