MADRID, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -
La queratitis infecciosa es una inflamación de la córnea que, en sus formas más severas, puede producir cicatrices permanentes, pérdida de visión e incluso requerir un trasplante corneal, advierte la jefe de Oftalmología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, Emilio Dorronzoro.
Esta infección suele ser producida por la proliferación de patógenos fruto de los microorganismos como bacterias, hongos y protozoos, existentes en aguas de playas y piscinas, que pueden quedar atrapados entre la lentilla y la córnea.
Así, el baño con lentes de contacto incrementa el riesgo de padecer infecciones oculares. Uno de los agentes más peligrosos es la Acanthamoeba, un protozoo presente en ambientes acuáticos que, aunque rara vez causa infección, puede ser grave cuando lo hace. La queratitis por Acanthamoeba suele manifestarse con dolor ocular intenso, sensación persistente de cuerpo extraño, lagrimeo excesivo, fotofobia (molestia importante ante la luz), visión borrosa y, en algunos casos avanzados, puede aparecer inflamación del párpado y opacificación de la córnea.
Asimismo, a causa del baño con lentillas, incrementa el riesgo de sufrir queratitis bacteriana, provocada por patógenos como 'Pseudomonas aeruginosa', que puede causar úlceras corneales en cuestión de horas; así como conjuntivitis fúngica, más frecuente en aguas estancadas o mal tratadas.
"El cloro de las piscinas, aunque está destinado a eliminar microorganismos, no elimina a todos y además puede irritar los ojos y alterar la película lagrimal" explica Dorronzoro. "En consulta vemos con frecuencia casos de personas que, sin saberlo, adoptan hábitos de riesgo cuando se bañan en la piscina o en la playa con las lentillas puestas. Esto es especialmente preocupante en verano, cuando se multiplican las actividades acuáticas y, con ellas, la posibilidad de sufrir infecciones oculares graves", añade.
Por ello, los expertos oftalmólogos de Sanitas señalan que la recomendación "más eficaz" es no bañarse con lentes de contacto para prevenir la entrada de microorganismos en el ojo. Igualmente, aconsejan usar gafas de natación herméticas, que impiden el contacto del agua con las lentillas, e incluso recomiendan considerar la cirugía refractiva para personas con alta dependencia a las lentillas.
"La prevención es la clave. Las lentillas son seguras siempre que se utilicen de forma responsable. Sin embargo, al combinarlas con agua, debemos extremar las precauciones para evitar infecciones que pueden tener consecuencias irreversibles", concluye Dorronzoro.