MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio presentado en el Congreso SEC22 de la Salud Cardiovascular, el congreso anual de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), concluye que la gran mayoría de los casos de miocarditis y pericarditis asociados a las vacunas contra la COVID-19 evolucionan de manera favorable y sin complicaciones.
"Las vacunas contra el SARS-CoV-2 son una de las principales herramientas en la lucha contra la COVID-19 y han mostrado un buen perfil de seguridad. No obstante, un pequeño número de personas puede desarrollar enfermedad inflamatoria cardiaca tras su administración. El objetivo de nuestra investigación fue conocer la presentación clínica y la evolución de los pacientes que presentan esta complicación en nuestra población", indica el doctor Pablo Pastor Pueyo, primer firmante del trabajo.
Los casos de enfermedad inflamatoria cardiaca (miocarditis y pericarditis) tras la administración de la vacuna contra la COVID-19 afectan mayoritariamente a hombres jóvenes y aparecen especialmente en la primera semana tras la administración de la segunda dosis de una vacuna del tipo ARN mensajero.
El estudio ha incluido a 139 pacientes de 27 hospitales españoles diagnosticados con miocarditis o pericarditis aguda dentro de los 30 días posteriores a la administración de cualquier vacuna contra la COVID-19. La segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19, concretamente del tipo ARN mensajero, fue la que más se asoció con enfermedad inflamatoria cardiaca. Los síntomas aparecieron de media cuatro días después desde la administración de la vacuna.
El 81 por ciento de los afectados eran hombres con una mediana de edad de 28 años. De todos ellos, el 81 por ciento fue ingresado de media cinco días.
"La mayoría cursó con síntomas leves y, aunque el 8,6% de los pacientes ingresados sufrió al menos una complicación grave durante la fase aguda inflamatoria, ninguno falleció", puntualiza el doctor Pastor Pueyo. La mayoría de los pacientes fueron tratados con antiinflamatorios no esteroideos y colchicina.