MADRID, 3 Jun. (EDIZIONES) -
El concepto de inflamación está cada vez más extendido en nuestra sociedad actual y son cada vez más las personas que empiezan a trabajar por combatirla. Eso sí, no es lo mismo la inflamación, que es silenciosa, de la posible hinchazón que sintamos, por ejemplo, después de comer.
Tal y como asegura en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus Magda Nezda, dietista integrativa especializada en inflamación, salud digestiva, y alimentación antiinflamatoria, "la inflamación es un proceso natural y necesario, ya que constituye un mecanismo de defensa", por ejemplo, ante una infección o una lesión. "Es una respuesta fisiológica normal y necesarias para poder sanar y reparar heridas o algún tejido dañado".
Ahora bien, sí advierte de que lo que sí debe preocuparnos es que nuestro cuerpo no sepa volver a la normalidad, o controlar esta inflamación, a través de un buen sistema inmunológico, lo que nos lleva a una inflamación crónica de bajo grado.
"Es una enemiga silenciosa, que no manda señales tan evidentes, pero sí ciertas molestias, aunque nos acostumbrados a vivir con ellas y a la larga podrían llevarnos a desarrollar problemas de salud, incluso enfermedades más graves. Nos va quitando poco a poco la calidad de vida", asegura en una entrevista con Europa Press Salud con motivo de la publicación de 'La inflamación bajo control' (Vergara).
QUÉ FACTORES FAVORECEN LA INFLAMACIÓN
Con ello, apunta que los factores que principalmente favorecen la inflamación crónica de bajo grado son: el estrés crónico, la desregulación circadiana, el sedentarismo, los tóxicos, la obesidad, y algunas alteraciones de la microbiota.
Sobre los tóxicos, en los que nos centramos en este artículo, dice que en la sociedad actual en la que vivimos están "omnipresentes", "vivimos constantemente expuestos a sustancias químicas que, aunque pequeñas cantidades puedan parecer inofensivas, tienen un impacto acumulativo en la salud".
Por ejemplo, cita el agua que bebemos, o la comida que ingerimos: "Todo en cierta medida lleva parte de tóxicos, como pesticidas, fertilizantes, alcohol, tabaco, ftalatos (perfumes, cosméticos y plásticos), metales pesados (plomo, mercurio, cadmio, que pueden estar presentes en el agua del grifo), el bisfenol A (presente en plásticos y envases); y otros aditivos químicos que, a la larga, desequilibran la microbiota intestinal, que propicia también esta inflamación a nivel intestinal y se traduce en inflamación a nivel sistémico".
De hecho, Magda Nezda alerta de que muchos de ellos actúan como disruptores endocrinos, "sustancias químicas que imitan, bloquean, o alteraN las funciones hormonales".
MINIMIZAR LA EXPOSICIÓN A TÓXICOS
Con ello, defiende que hay que intentar minimizar la exposición a los tóxicos, aunque reconoce que no podemos eliminarlos por completo porque nuestro estilo de vida es el que es. "Con pequeños cambios podemos reducir la exposición a todos los tóxicos, y para el agua, por ejemplo, evitar beber agua embotellada que, aparte de microplásticos, ya que pueden pasar los bisfenoles de la botella al agua". Idealmente, según prosigue, se debe filtrar el agua con osmosis inversa, por ejemplo.
Otro factor, según sostiene Nezda, son los tóxicos que hay en el aire de nuestro hogar, como el humo que se cuela de los vehículos de la calle, o a partir de los compuestos volátiles emitidos por pinturas, o por los muebles, por ejemplo.
"Se debe ventilar de forma regular, varias veces al día, para que podamos mejorar la calidad de aire en casa. También hay plantas purificadoras del aire, o dispositivos que purifican el aire. Al final, se trata de hacer pequeños cambios de manera paulatina en nuestro día a día", apunta esta especialista.
HUIR DE LOS PLÁSTICOS SIEMPRE
Pero también, a la hora de evitar los tóxicos hace hincapié en la necesidad de huir de los plásticos al máximo posible y emplear táperes de vidrio en lugar de los de plástico, ni tampoco calentar la comida en recipientes de plástico, ni tampoco poner bebidas calientes en vasos de plástico.
Igualmente, habla de los productos de higiene personal y de limpieza porque estas sustancias químicas las inhalamos, y pueden afectar a la piel y al sistema respiratorio, al mismo tiempo que, como comentaba antes esta experta, pueden representar una gran fuente de disruptores endocrinos, y también contribuyen a esa inflamación crónica de bajo grado.
"Optar por productos naturales y ecológicos. Cada vez más hoy hay productos ecológicos de higiene de casa, pero también personal, y sin estos componentes tóxicos. Incluso el ambiente de nuestra casa es tóxico y a través de pequeños cambios podemos introducir poco a poco y cambiar nuestros productos de cuidado personal, de cosmética, o de limpieza, con productos de un alto porcentaje de origen natural", remarca esta dietista integrativa.
Menciona también las fragancias o perfumes, y en lugar de ponerlos directamente en la piel aconseja pulverizarlos en la ropa; o durante la limpieza decantarse por el vinagre de limpieza o el bicarbonato, dado que no contienen esos productos químicos agresivos.