MADRID, 27 Nov. (INFOSALUS) -
Los síntomas son taquicardia, sudoración, ahogo, inquietud y conllevan un despertar abrupto y sobresaltado, lo que les caracteriza junto a producirse por la noche. No se diferencian de los ataques de ansiedad diurnos salvo que no se pueden preveer, como sucede en algunos casos con los diurnos.
Según explica a Infosalus la doctora Nathalie P. Lizeretti, coordinadora del Grupo de Trabajo de Inteligencia Emocional del Colegio de Psicólogos de Cataluña, los ataques de pánico nocturnos rara vez se producen de forma aislada, por regla general acompañan a un cuadro de ansiedad que también se manifiesta durante el día aunque estas crisis en la noche se dan en un porcentaje reducido de quienes padecen ansiedad.
"Aunque al paciente le puede parecer de larga duración ya que el tiempo se distorsiona al estar asociado a las horas de sueño, estos ataques de pánico nocturno suelen durar entre 10 y 20 minutos", explica Lizeretti.
Se suelen producir en la fase No-Rem del sueño, cuando la persona está más relajada. Por regla general los ataques de ansiedad en horas diurnas suelen producirse también cuando en la persona existe cierta relajación al cesar la activación o tensión asociada a la orientación a realizar una tarea.
En las causas de los ataques de pánico, ya sean diurnos o nocturnos, pueden intervenir tres factores: un componente genético dependiente de que existan factores desencadenantes ambientales; trastornos biológicos como el hipertiroidismo o hipotiroidismo, muy presente en los ataques de pánico nocturnos; y en situaciones de dificultades en la gestión emocional.
Entre los pacientes que experimentan ansiedad durante las horas del día sólo un 10% experimenta ataques nocturnos de pánico. "No es una entidad aislada sino que acompaña a un cuadro de ansiedad en las horas de vigilia y no se trata de terrores nocturnos ni pesadillas que nos producen el despertar", aclara la psicóloga.
Lizzetti aclara que aunque las crisis de pánico nocturnas están menos estudiadas, se cree que en muchos casos es posible que al día siguiente no se recuerden o no se tenga consciencia de ellas. Pueden deberse a un acontecimiento aislado, como ser testigo de un accidente de tráfico, del que deriva un síndrome de estrés post-traumático limitado a unos días.
"En la mayoría de los casos se dan porque existe un estado de ansiedad que repercute en todos los ámbitos de la persona", concluye Lizzetti.
TERAPIA CONDUCTUAL Y EMOCIONAL
Pueden funcionar las terapias cognitivos-conductuales en las que se trabaja la higiene del sueño, evitar la cafeína, técnicas de relajación y la habituación, sobre todo en los casos en los que se teme ir a dormir ante la posibilidad de sufrir un ataque de pánico nocturno. "El miedo ante la idea de ir a dormir aumenta la ansiedad. En estos casos se debe ayudar al paciente a afrontar la experiencia", señala la psicóloga.
"Hay una tendencia a la sobremedicación con tranquilizantes y antidepresivos, aunque de esta forma solo se palían los síntomas y no se va al núcleo del problema", explica Lizeretti, doctora en Psicología y experta en trastornos psicopatológicos.
Lizzetti ahonda en su práctica clínica en el desarrollo de habilidades emocionales, la exploración de las causas de la ansiedad y en la atención de las necesidades de la persona con el objetivo de superar las crisis de pánico.
"La investigación en el ámbito psicosomático está demostrando el poder de la psique sobre el cuerpo. Cada vez más trastornos físicos se relacionan con trastornos emocionales. Somos uno, se trate de horas de vigilia, de sueño, hablemos del cuerpo o de la mente, somos indivisibles, cada ámbito afecta al resto", señala Lizzetti.