Este hábito cotidiano podría afectar a tu memoria de por vida, si has tenido un mini ictus

Archivo - Hombre en casa sintiéndose cansado y estresado. Ictus, tabaco, accidente cerebrvascular.
Archivo - Hombre en casa sintiéndose cansado y estresado. Ictus, tabaco, accidente cerebrvascular. - KIEFERPIX/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: jueves, 29 mayo 2025 10:58

   MADRID, 29 May. (EUROPA PRESS) -

Pueden durar apenas unos minutos, pero sus consecuencias no siempre son tan breves. Los mini ictus, o ataques isquémicos transitorios (AIT), son interrupciones momentáneas del flujo sanguíneo al cerebro. Aunque los síntomas suelen desaparecer en poco tiempo, estos eventos son una señal de alerta: el cerebro ha estado en riesgo, y podría volver a estarlo. Reconocer su gravedad es clave para prevenir futuros daños neurológicos.

UNA SEÑAL DE ADVERTENCIA SILENCIOSA QUE EL CEREBRO NO OLVIDA

   Después de un accidente cerebrovascular leve o un ataque isquémico transitorio (AIT), las personas que pasan más tiempo en la cama durmiendo o intentando dormir pueden tener más probabilidades de tener puntuaciones más bajas en pruebas de habilidades de pensamiento y memoria y cambios en sus cerebros que pueden conducir a demencia o segundos accidentes cerebrovasculares, según un estudio de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido).

   Tal y como se publica en 'Neurology', la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, pasar más tiempo en la cama, cuando parte de ese tiempo puede transcurrir sin dormir debido a dificultad para conciliar el sueño, sueño fragmentado, sueño de mala calidad u otros problemas, puede ser señal de un trastorno del sueño. El estudio reveló que tanto las personas que pasan más tiempo en la cama como las que duermen más tiempo eran más propensas a presentar estos cambios cerebrales.

   El estudio no prueba que estos problemas de sueño causen estos cambios cerebrales y problemas de pensamiento; sólo muestra una asociación.

POR QUÉ UN EPISODIO BREVE PUEDE TENER CONSECUENCIAS DURADERAS

    "Estos resultados muestran que la alteración del sueño puede ser un indicador de una salud cerebral adversa, incluso en personas con accidentes cerebrovasculares leves o AIT", destaca la doctora. Joanna M. Wardlaw, autora del estudio y doctora en medicina de la Universidad de Edimburgo. "Si bien muchas personas saben que la falta de sueño puede provocar problemas de salud, se sabe menos sobre los efectos de dormir más o pasar mucho tiempo en la cama intentando compensar la dificultad para dormir, ya sea consciente o inconscientemente".

   El estudio involucró a 422 personas de Edimburgo y Hong Kong, con una edad promedio de 66 años, que sufrieron un ictus leve o un AIT, también conocido como "mini ictus". Entre uno y tres meses después del ictus, todos los participantes se sometieron a escáneres cerebrales, completaron cuestionarios sobre el sueño y realizaron pruebas cognitivas.

   Los participantes obtuvieron una puntuación media de un punto en una prueba donde las puntuaciones de uno a cuatro indican un accidente cerebrovascular leve.

EL MINI ICTUS: PEQUEÑO EN DURACIÓN, GRANDE EN RIESGOS

   Las personas que pasaban más tiempo en cama eran más propensas a presentar signos de daño en los vasos sanguíneos pequeños del cerebro, incluyendo un mayor volumen de hiperintensidades en la sustancia blanca, o áreas de la sustancia blanca cerebral donde el tejido cerebral ha sido dañado. También eran más propensas a obtener puntuaciones ligeramente más bajas en la prueba de habilidades de pensamiento y memoria. Las personas que dormían más tiempo tenían más probabilidades de tener pequeñas áreas de microhemorragias, o microhemorragias, en el cerebro.

   "Se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y también para analizar si el sueño prolongado tiene efectos negativos en personas que nunca han sufrido un ictus o un AIT", cuenta Wardlaw. "Por supuesto, también se necesita investigar si mejorar los patrones de sueño de las personas después de un ictus podría prevenir algunos de estos posibles efectos perjudiciales".

   El estudio fue una instantánea en el tiempo: no hizo un seguimiento de los participantes para ver cambios a lo largo del tiempo y los investigadores no analizaron la calidad del sueño de los participantes antes de que sufrieran accidentes cerebrovasculares.

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