MADRID, 22 Nov. (EDIZIONES) -
Dormir mal, el estrés o la ansiedad pueden hacer que la memoria falle sin que exista enfermedad. Pero si los olvidos son repetitivos y afectan a rutinas básicas, siempre conviene actuar y consultar con un experto, tal y como defiende el neuropsicólogo Saúl Martínez-Horta, quien nos detalla en este artículo cómo la acumulación anómala de proteínas amiloide y TAU daña a las neuronas, y por qué cuidar la salud cardiovascular puede retrasar el inicio de enfermedades como el Alzhéimer.
Este experto en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y director de la Unidad de Neuropsicología del Centro de Diagnóstico e Intervención Neurocognitiva (CDINC) de Barcelona nos explica en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus que el hecho de tener la impresión de que nos falla la memoria no significa siempre el que uno vaya a padecer una enfermedad neurodegenerativa.
"Son muchos los actores implicados en dar forma a la memoria y puede que alguno se haya estropeado, pero esto no tiene por qué significar que haya una enfermedad detrás. Hay muchas situaciones que pueden afectar a las funciones cognitivas como dormir mal, el estrés, o la ansiedad", apunta.
CUÁNDO SÍ SOSPECHAR DE QUE ALGO NO VA BIEN
Ahora bien, si ya hay una experiencia recurrente de pérdida de memoria, ya es algo evidente por ejemplo dentro de una familia, se piensa que 'ahí pasa algo', y la persona repite y pregunta constantemente lo mismo varias veces, tal y como concreta este experto, o bien la persona olvida sucesos del día a día, como el hecho de haber comido, si ya surgen olvidos en actos muy habituales, como saber cuál es el portal de nuestra casa, ahí sí habría que preguntarse si nos falla la memoria.
"En estos casos ya no podemos considerarlo como un suceso anecdótico o trivial, y hay que profundizar para comprender qué es lo que puede precipitar que esto suceda, o incluso el que vaya a peor. También estos se pueden aplicar a otros aspectos como el lenguaje o el comportamiento", añade.
¿POR QUÉ SE INICIA LA NEURODEGENERACIÓN?
A día de hoy, Martínez-Horta reconoce que se desconoce el mecanismo principal por el que se ponen en marcha los eventos biológicos que disparan la neurodegeneración, ya que no sólo la genética siempre juega un papel determinante.
Cuenta que las proteínas beta amiloide y TAU son dos proteínas naturales del cerebro que, cuando funcionan correctamente, cumplen roles esenciales; sin embargo, cuando se alteran pueden volverse tóxicas para las neuronas, precipitando que las neuronas fallen y, en última instancia, puedan morir, y están en el centro de muchas enfermedades neurodegenerativas, especialmente del Alzhéimer.
"Esta secuencia de acumulación de estas proteínas y sus efectos se está hoy en día investigando en profundidad y por eso el esfuerzo terapéutico hoy en día va dirigido a examinar cómo se puede prevenir la formación de estos residuos tóxicos y de cómo eliminarlos", agrega.
CUIDAR NUESTRO ESTILO DE VIDA ES PRIMORDIAL
Así, y con independencia de que una enfermedad neurodegenerativa esté genéticamente predeterminada en una persona -o no-, se sepan las causas de la neurodegeneración -o no-, sí se sabe, tal y como destaca este experto coincidiendo con la publicación de 'El cielo que olvida sus estrellas' (Planeta), "un estilo de vida sano", es fundamental, así como cuidar los factores de riesgo cardiovascular, ya que esto tiene un "impacto inmenso".
De hecho, remarca que el hecho de cuidarnos a nivel cardiovascular quizás no te 'libre' de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, pero sí nos cuidamos a nivel cardiovascular quizás sí se retrasa el inicio de ésta, a la vez que puede convertirse en un proceso más benigno. "Por tanto, la recomendación central es el cuidar de nuestro cuerpo porque esto tendrá un impacto significativo en lo que nos pueda suceder en el futuro", concluye.