MADRID, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' confirma que el SARS-CoV-2 ha mutado de una manera que le ha permitido propagarse rápidamente por todo el mundo, pero el trabajo advierte de que la mutación también puede hacer que el virus sea más susceptible a una vacuna.
La nueva cepa de coronavirus, llamada D614G, surgió en Europa y se ha convertido en la más común del mundo. Las investigaciones realizadas en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y en la Universidad de Wisconsin-Madison muestran que la cepa D614G se replica más rápidamente y es más transmisible que el virus, originario de China, que se propagó al principio de la pandemia.
Sin embargo, el estudio apunta que si bien la cepa D614G se propaga más rápidamente, en los estudios con animales no se asoció con una enfermedad más grave, y la cepa es ligeramente más sensible a la neutralización por medicamentos anticuerpo.
"El virus D614G supera y crece más que la cepa ancestral en unas diez veces y se replica de manera extremadamente eficiente en las células epiteliales nasales primarias, que son un sitio potencialmente importante para la transmisión de persona a persona", explica uno de los líderes del estudio, Ralph Baric.
Los investigadores creen que la cepa D614G del coronavirus domina porque aumenta la capacidad de la proteína de punta para abrir las células para que el virus entre. Estos picos en forma de corona le dan al coronavirus su nombre. D614G hace que se abra una solapa en la punta de una espiga, permitiendo que el virus infecte las células más eficientemente, pero también creando una vía hacia el núcleo vulnerable del virus. Con una solapa abierta, es más fácil que los anticuerpos, como los de las vacunas que se están probando actualmente, se infiltren y desactiven el virus.