MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores estadounidenses han desarrollado una píldora que lleva encapsulada materia fecal congelada que podría servir para tratar infecciones intestinales por la bacteria 'Clostridium difficile', y en un estudio preliminar han demostrado que puede solucionar la diarrea con una eficacia del 90 por ciento.
El trabajo se publica en el último número de la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA) y, aunque los resultados proceden de un estudio muy incipiente, los autores creen que podría abrir una nueva línea de tratamiento para tratar estas infecciones cuando son recurrentes.
Investigaciones previas han demostrado que el trasplante de materia fecal es un tratamiento beneficioso contra las infecciones intestinales bacterianas más difíciles de tratar como las ocasionadas por la 'C. difficile', que puede ser mortal ya que no siempre logra curarse con antibióticos.
Los estudios han mostrado que la materia fecal puede restaurar la flora bacteriana capaz de combatir a esta bacteria, pero el principal problema era saber cómo hacer llegar las heces al intestino del paciente. Para ello es necesaria la donación de materia fecal "fresca", normalmente de un familiar, pero para hacerla llegar al intestino del paciente es necesario usar una sonda o mediante una colonoscopia.
Sin embargo, los autores de este trabajo han ideado un método para conseguir que las heces llegaran al intestino, mediante su congelación, para luego encapsularlas y ser administradas por vía oral evitando cualquier proceso gastrointestinal invasivo.
En un ensayo preliminar utilizaron materia fecal de cuatro voluntarios "cuidadosamente seleccionados" que administraron a un total de 20 pacientes con esta infección en los que previamente había fallado un tratamiento con antibióticos.
Los pacientes recibieron 15 cápsulas durante dos días consecutivos y se sometieron a un seguimiento para ver si había algún síntoma o sufrían efectos adversos durante los seis meses posteriores.
Catorce de estos 20 pacientes solucionaron su diarrea tras la primera administración de las cápsulas (70%) y permanecieron sin síntomas después de ocho semanas. Y en los seis pacientes que no respondieron inicialmente al tratamiento, consiguieron cortar la diarrea cuatro días más tarde, por lo que la tasa global de eficacia fue del 90 por ciento.
Asimismo, el número de deposiciones se redujo de una media de cinco diarias antes del tratamiento a dos diarias tres días después y una al día durante las ocho semanas posteriores. Asimismo, no se observaron eventos adversos graves con el uso de estas cápsulas.
"Si utilizamos este método en nuevos estudios con controles más activos se podría demostrar la eficacia de este tratamiento y hacerlo más accesible a más pacientes", ha defendido Ilan Youngster, del Hospital General de Massachusetts en Boston (Estados Unidos), uno de los autores de este trabajo.