MADRID, 12 Ene. (INFOSALUS) -
En el sistema digestivo existen 100 millones de neuronas que constituyen el sistema nervioso entérico, el responsable de que ciertas emociones tengan su reflejo en nuestras tripas y que explicaría cómo la salud del sistema digestivo afecta a nuestra salud emocional. Las disfunciones del sistema digestivo podrían así estar en gran medida implicadas en trastornos como la depresión y la ansiedad.
Según la describe el periodista y divulgador especializado en Nutrición y Gastronomía Miguel Ángel Almodóvar en su libro 'El segundo cerebro', la disbiosis es un desequilibrio tanto cualitativo como cuantitativo del ecosistema bacteriano intestinal que afecta a su función metabólica y a su correcta distribución por el intestino. Un consumo excesivo de proteínas animales, azúcares simples, el estrés o el abuso de fármacos pueden ocasionar disbiosis.
"En la actualidad sabemos que, tanto por su peso como por sus funciones específicas, el microbioma, también conocido como flora intestinal, debe pasar a ser considerado como un nuevo órgano y que la alteración del equilibrio del ecosistema intestinal, la disbiosis, está en estrechísima relación con la aparición de innumerables problemas de salud. El microbioma intestinal tiene que ver con casi todo lo que nos hace enfermar o nos impide gozar de una razonable calidad de vida", apunta el autor.
Con la disbiosis se produce un fenómeno de permeabilidad intestinal que conlleva que los productos que contiene el sistema intestinal atraviesen sus barreras naturales y alcancen el resto del organismo. Los síntomas pueden ir desde cansancio generalizado, picores de todo tipo, dolores de cabeza injustificados, digestiones pesadas y síntomas difusos que dificultan descubrir el origen de todos estos malestares.
Almodóvar señala que la opción de probar a introducir cambios en la dieta como tomar alimentos no procesados, cocinar en casa, cambiar a productos integrales y evitar los azúcares simples y las harinas blancas además de evitar el uso indiscriminado de fármacos podría suponer un cambio lo suficientemente importante como para mejorar la salud global a través del regreso a un equilibrio de este microbioma intestinal.
"La importancia del sistema digestivo en la salud global del organismo es uno de los ámbitos en los que más estudios científicos se publican. Desde la aparición en 2010 de la secuenciación genética del microbioma humano estamos ante un nuevo paradigma, si Hipócrates decía somos lo que comemos, en la actualidad podríamos decir que somos lo que comemos y lo que come nuestro microbioma", señala Almodóvar.
La secuenciación genómica de la estructura microbiana que habita en el cuerpo humano arrojó un saldo de más de tres millones de genes que realizan unas 20.000 funciones, de las que 5.000 eran totalmente desconocidas hasta el momento. De los aproximadamente 100 billones de microorganismos con los que habita el ser humano, entre el 90% y el 95% habita en el tracto digestivo.
DIETA MÁS SALUDABLE, MENOS FÁRMACOS
El uso de fármacos o el abuso de los antibióticos y el estrés se encuentran entre los factores que los expertos sitúan como elementos desequilibrantes de nuestra flora intestinal. "En 10 años se ha duplicado el consumo de antidepresivos en España y el consumo de antibióticos, que ha aumentado casi un 16% en el último año en España, ha producido un grave aumento en la resistencia a los antibióticos", señala Almodóvar.
Según señala su autor, el libro recoge un trabajo de plena actualidad ya que se incluye la información más reciente sobre el estado de la materia en la investigación sobre el microbioma incluyendo la práctica de los trasplantes fecales que ya en Estados Unidos ascienden a entre 300 y 400 casos.
"La dieta supone ya una forma de tratamiento en trastornos como por ejemplo la mastitis, que constituye la primera causa de abandono de la lactancia materna, una infección de la glándula mamaria que se suele tratar con antibióticos", aclara el autor.
Para Almodóvar la dieta como forma de intervención terapéutica constituye un método no lesivo en el que la importancia, por ejemplo, de la fibra alimentaria procedente de frutas, verduras o legumbres supone una vuelta a la cultura gastronómica mediterránea al igual que el consumo de encurtidos y productos fermentados.
"Son pequeños cambios que no son complicados de realizar y que pueden dar lugar a un bienestar digestivo y a una mayor salud global. Este cambio de paradigma podría ser también un punto de partida para contrarrestar la excesiva toma de medicamentos del ciudadano medio de la sociedad actual", apunta el autor.