La contaminación, relacionada con mayor riesgo de ictus

Contaminación Estados Unidos
Foto: REUTERS
Actualizado: miércoles, 7 octubre 2015 15:09

MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La contaminación del aire está vinculada a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, especialmente en los países en desarrollo, según ha detectado un estudio publicado en 'The British Medical Journal'. En un segundo artículo, otra nueva investigación también muestra que la polución se asocia con la ansiedad.

   El accidente cerebrovascular es la principal causa de muerte y mata a alrededor de 5 millones de personas cada año en todo el mundo. Los factores de riesgo más comunes incluyen la obesidad, el tabaquismo y la hipertensión arterial, pero el efecto del medio ambiente, como la contaminación del aire, es incierto porque se carece de evidencia.

   En una revisión sistemática y meta-análisis, un equipo de investigadores de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, analizó la relación entre la exposición a la contaminación del aire a corto plazo y los accidentes cerebrovasculares relacionados con las hospitalizaciones y las muertes. En total, se revisaron 103 estudios observacionales que cubrían 28 países de todo el mundo.

   Los contaminantes gaseosos incluidos en el análisis fueron monóxido de carbono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y el ozono. Además, se incluyeron partículas en suspensión: PM 2,5 (partículas finas de menos de 2,5 micras de tamaño) y PM 10 (partículas gruesas de menos de 10 micras de tamaño).

   Los resultados mostraron una asociación entre el monóxido de carbono (1,5 por ciento más de riesgo por 1 ppm), dióxido de azufre (1,9 por ciento por 10 ppb) y dióxido de nitrógeno (1,4 por ciento por cada 10 ppb) y accidentes cerebrovasculares con ingresos hospitalarios o muerte. La asociación más débil se encontró en el caso del ozono.

   Tanto PM 2,5 y PM 10 se vincularon con ingresos hospitalarios o muertes por accidente cerebrovascular, un 1,1 y un 0,3 por ciento por cada 10 mg de incremento/m3 respectivamente. Los autores del trabajo hallaron que el primer día de exposición a la contaminación del aire tiene la asociación más fuerte.

   Los países de bajos a medianos ingresos experimentaron las vinculaciones más fuertes en comparación con los países de altos ingresos. Sólo el 20 por ciento de los estudios analizados eran de países de bajos a medianos ingresos --principalmente China continental-- a pesar de que estos países poseen la mayor carga de derrame cerebral.

   Las mayores concentraciones de contaminantes gaseosos se midieron en los países con ingresos medios y bajos, en comparación con los países de altos ingresos. Estos resultados sugieren la necesidad de cambios en las políticas para reducir la exposición en las regiones altamente contaminadas, concluyen los autores.

   La investigación anterior ha demostrado que la contaminación del aire puede afectar a las células que revisten el sistema circulatorio y aumentar la actividad del sistema nervioso simpático, que puede conducir al estrechamiento de los vasos sanguíneos, aumento en la presión sanguínea, restricción del suministro de sangre a los tejidos e incremento del riesgo de trombosis.

   Un segundo estudio de investigadores de las universidades de Johns Hopkins y Harvard, en Estados Unidos, examinó la asociación entre la contaminación del aire por partículas y la ansiedad, el trastorno psiquiátrico más común y que afecta a nivel mundial en torno al 16 por ciento de las personas en algún momento de la vida.

La ansiedad se vincula con la disminución de la productividad, el aumento de la atención médica y el riesgo de suicidio. En general, se incluyó a 71.271 mujeres, de edades comprendidas entre 57 y 85 años y se tomaron datos del 'Estudio de Salud de Enfermeras de Estados Unidos'.

   La exposición a las partículas PM 2,5 y PM 2,5-10 se determinó a partir de los datos geográficos y meteorológicos nacionales y se calculó en cinco puntos (un mes, tres meses, seis meses, un año y 15 años) antes de evaluar la ansiedad. También se analizó la distancia de la dirección de la residencia a la carretera principal más cercana, un indicador común de exposición a la contaminación del aire relacionada con el tráfico.

   Cada participante completó un cuestionario de ansiedad que incluía ocho preguntas sobre la autopercepción de síntomas como el temor, el deseo de huir y la tendencia a preocuparse. Asimismo, los investigadores tuvieron en cuenta factores como el estatus socioeconómico, la educación, la edad y el estado civil.

   Los resultados mostraron que alrededor del 15 por ciento de las mujeres experimentaron síntomas elevados de ansiedad. La exposición a material particulado se relacionó con un mayor riesgo de ansiedad y, aunque se encontró que PM 2,5 tener una asociación significativa con la ansiedad, no existía tal vínculo con PM 2,5-10.

   Las mujeres que residían a entre 50 y 200 metros de una carretera principal eran más propensas a padecer síntomas de ansiedad más elevados que las que viven a más de 200 metros de distancia. Pero las que tenían su casa a unos 50 m de una carretera principal no experimentaron esta asociación.

   Por otro lado, se vio que exposición reciente tiene una vinculación más significativa con la ansiedad, siendo los efectos más fuertes después de los primeros meses de exposición. La contaminación atmosférica por material particulado puede desencadenar o empeorar la ansiedad a través del estrés oxidativo y la inflamación o deteriorar una condición de salud existente, explican los autores.

   Ambos estudios fueron observacionales y no hay conclusiones definitivas sobre causa y efecto, por lo que los autores piden más investigación.