MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las endoscopias podrían ser reemplazadas por pruebas con cápsula y esponja mucho menos invasivas para la mitad de todos los pacientes con esófago de Barrett, un precursor conocido del cáncer de esófago, según un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Cambridge, el Hospital Addenbrooke y la Universidad Queen Mary de Londres (todos en Reino Unido). Los resultados se publican en 'The Lancet'.
La prueba de la cápsula con esponja es más fácil de administrar y podría ser realizada por enfermeras y en consultorios médicos de cabecera, lo que reduciría la carga sobre los recursos del NHS. El cáncer de esófago es difícil de tratar, ya que menos de uno de cada cinco pacientes sobrevive cinco años o más tras el diagnóstico, una cifra que apenas ha variado en las últimas tres décadas. Al mismo tiempo, el número de personas diagnosticadas con esta enfermedad se ha cuadruplicado desde la década de 1970.
Uno de los factores de riesgo conocidos para el cáncer de esófago es el esófago de Barrett, una afección que se caracteriza por cambios en la forma y la estructura de las células del revestimiento del esófago. Al principio, estas células se asemejan a las del revestimiento intestinal, pero con el tiempo pueden evolucionar hacia un estado precanceroso conocido como displasia.
La displasia puede ser de bajo o alto grado. Los pacientes con displasia de bajo grado tienen una probabilidad de aproximadamente uno en diez de desarrollar cáncer de esófago, pero este riesgo se duplica a uno en cinco en el caso de la displasia de alto grado. La displasia puede tratarse sin cirugía, y el tratamiento reduce considerablemente el riesgo de cáncer en el futuro.
El esófago de Barrett suele diagnosticarse después de que el paciente reporta síntomas como acidez estomacal persistente y se somete a una endoscopia, un procedimiento invasivo que consiste en introducir una cámara en el estómago. Sin embargo, los tiempos de espera para las primeras pruebas endoscópicas en el NHS son largos.
Los pacientes diagnosticados con esófago de Barrett serán monitoreados para detectar displasia o cáncer en etapa temprana, y se les realizarán endoscopias periódicas, a menudo diez o más a lo largo de su vida. La detección temprana del cáncer aumenta las probabilidades de éxito del tratamiento y permite que este se realice a través del endoscopio como una intervención ambulatoria sin necesidad de quimioterapia ni cirugía.
La profesora Rebecca Fitzgerald, directora del Instituto de Cáncer Temprano de la Universidad de Cambridge y gastroenteróloga consultora honoraria del Hospital Addenbrooke, que se especializa en esófago de Barrett, comenta: "Es extremadamente importante monitorear a los pacientes para que podamos detectar la displasia y evitar que se convierta en cáncer, y si alguien tiene la mala suerte de desarrollar cáncer, podemos detectarlo temprano y tratarlo.
Pero las probabilidades de que el esófago de Barrett progrese a cáncer son bajas, y las endoscopias no son procedimientos muy agradables. Además, las endoscopias no siempre son una forma fiable de detectar cánceres en sus etapas iniciales y pueden depender de la habilidad de quien las realiza y del equipo utilizado. Lo que necesitamos es un método de vigilancia alternativo que sea menos invasivo, más fácil de administrar y más fiable.
En los últimos años, el profesor Fitzgerald y sus colegas han desarrollado la esponja capsular como alternativa al endoscopio. Consiste en que el paciente trague una pastilla conectada a un hilo. La pastilla se disuelve en el estómago para liberar una esponja que, al ser succionada, raspa suavemente algunas células del esófago.
Las muestras de la prueba de la cápsula se tiñen con una sustancia química y se examinan al microscopio. Los patólogos buscan dos marcadores clave: señales de alerta que sugieren que las células son precancerosas. Estos son: anomalías en una proteína (conocida como p53) que ayuda a prevenir el desarrollo de tumores; y células que presentan un aspecto anormal o irregular al examinarlas al microscopio (atipia).
Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación sobre la cápsula esponjosa se ha centrado en el diagnóstico del esófago de Barrett. Pero ahora, la profesora Fitzgerald y su equipo se han centrado en monitorizarlo de forma más eficaz con este dispositivo.
En la investigación publicada en 'The Lancet', la profesora Fitzgerald y sus colegas analizaron la posibilidad de usar la esponja capsular para estratificar a los pacientes con esófago de Barrett según su riesgo y usar esta información para determinar su seguimiento. Los pacientes con mayor riesgo serían examinados urgentemente para determinar si necesitan tratamiento y los de riesgo moderado continuarían con las endoscopias, mientras que los de menor riesgo podrían continuar el seguimiento sin necesidad de otra endoscopia.
El equipo reclutó a 910 pacientes de 13 hospitales de todo el Reino Unido, todos ellos con diagnóstico previo de esófago de Barrett y que estaban sometidos a vigilancia. A los pacientes se les administró la prueba de la cápsula y, según el resultado, se les asignó a uno de tres grupos: riesgo alto, riesgo moderado o riesgo bajo. Todos los pacientes también se sometieron a una endoscopia, y los resultados de la esponja de la cápsula se compararon con los de la endoscopia.
Alrededor del 15% de los pacientes se clasificaron como de alto riesgo, lo que significa que presentaban p53 anormal y/o atipia. El 38% de estos pacientes se encontraban en una etapa precancerosa. Los pacientes con ambos marcadores presentaron el mayor riesgo: el 85% de estos pacientes se encontraban en una etapa precancerosa.
Los pacientes que no presentaban ninguno de los dos marcadores, pero cuyo esófago de Barrett superaba una longitud determinada y cumplían otros factores de riesgo relacionados con la edad y el sexo, fueron clasificados como de riesgo moderado.
Más de la mitad de los pacientes (54%) se clasificaron como de bajo riesgo. Se trataba de pacientes que no presentaban ninguno de los dos marcadores ni otros factores de riesgo relacionados con la edad y el sexo. La endoscopia reveló que solo dos de estos 495 pacientes (el 0,4%) presentaban una displasia de alto grado que requería seguimiento (y no se detectaron cánceres).
El profesor Peter Sasieni, de la Unidad de Ensayos de Prevención del Cáncer de Cancer Research UK, de la Universidad Queen Mary de Londres, afirma: "Nuestros hallazgos sugieren que la esponja capsular podría ayudar a estratificar a los pacientes con esófago de Barrett según su riesgo, y que la mitad de ellos se clasificará en el grupo de bajo riesgo. Dado que el riesgo de que estos pacientes progresen a displasia y posteriormente a cáncer de esófago es tan bajo, debería ser seguro sustituir su endoscopia habitual por la esponja capsular".