MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
Aunque el cannabis es una de las drogas más consumidas del mundo, sus efectos varían enormemente de una persona a otra. Mientras algunos apenas sienten cambios, otros desarrollan con el tiempo dependencia o problemas de salud mental. Ahora, un nuevo estudio genético busca explicar por qué ocurre esta diferencia y qué papel juega la biología en la relación entre el cerebro y el consumo de cannabis.
UN ESTUDIO CON MÁS DE 130.000 PARTICIPANTES
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), en colaboración con la empresa de análisis genéticos 23andMe, han identificado regiones del genoma humano asociadas con el consumo de cannabis, lo que revela nuevas relaciones con la salud psiquiátrica, cognitiva y física. Los hallazgos podrían orientar el desarrollo de estrategias de prevención y tratamiento para el trastorno por consumo de cannabis. El estudio se publica en 'Molecular Psychiatry'.
"El cannabis se consume ampliamente, pero sus efectos a largo plazo en la salud aún están poco caracterizados", subraya la doctora Sandra Sánchez-Roige, profesora asociada de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego y autora principal del estudio. Los investigadores también se interesaron en la relación entre la genética y los rasgos que contribuyen al desarrollo del trastorno por consumo de cannabis, que puede interferir con la vida diaria de una persona.
"Si bien la mayoría de las personas que prueban el cannabis no desarrollan un trastorno por consumo de cannabis, algunos estudios estiman que casi el 30% lo desarrollará", matiza Sánchez-Roige. "Comprender la genética de los comportamientos en las primeras etapas puede ayudar a determinar quiénes corren mayor riesgo, abriendo la puerta a estrategias de prevención e intervención".
El equipo de investigación realizó un estudio de asociación del genoma completo (GWAS) que analizó las relaciones entre el consumo de cannabis y los datos genéticos proporcionados por 131.895 participantes de la investigación de 23andMe. Respondieron a preguntas sobre si habían consumido cannabis alguna vez, y a quienes respondieron afirmativamente también se les preguntó con qué frecuencia lo consumían.
"Sabemos desde hace décadas que los factores genéticos influyen en si las personas prueban o no drogas, con qué frecuencia las consumen y en el riesgo de desarrollar adicción", agrega el doctor Abraham A. Palmer, profesor y vicepresidente de investigación básica del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego y coautor del estudio. "Las herramientas genéticas como los GWAS nos ayudan a identificar los sistemas moleculares que conectan el consumo de cannabis con la función cerebral y el comportamiento".
MÁS DE 40 GENES ASOCIADOS AL CONSUMO
El estudio reveló que el consumo de cannabis a lo largo de la vida se asociaba con dos genes. El primero era la Molécula de Adhesión Celular 2 (CADM2), un gen que participa en el ensamblaje celular y la señalización entre las células nerviosas, especialmente en el cerebro. Estudios previos han vinculado el CADM2 con diversos rasgos y afecciones, como la personalidad impulsiva, la obesidad y la metástasis del cáncer. También se descubrió que la frecuencia del consumo de cannabis estaba asociada con el gen CADM2.
El segundo gen fue el Receptor Metabotrópico de Glutamato 3 (GRM3), que participa en la comunicación entre neuronas y la plasticidad cerebral a largo plazo. El GRM3 ya se ha vinculado a trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
"Demostramos que la genética del consumo de cannabis (tanto probarlo como consumirlo con mayor frecuencia) está vinculada a la genética de otros rasgos psiquiátricos, medidas cognitivas e incluso problemas de salud física", comenta Sánchez-Roige.
Un análisis secundario reveló 40 genes adicionales asociados con el consumo de cannabis a lo largo de la vida y cuatro genes asociados con la frecuencia de consumo. Veintinueve de estos genes no se habían asociado previamente con rasgos relacionados con el cannabis.
Los investigadores analizaron entonces qué afecciones de salud se correlacionaban con una predisposición genética al consumo de cannabis. Analizaron miles de rasgos en dos grandes conjuntos de datos independientes del Programa de Investigación All of Us de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y del biobanco del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt.
A lo largo del genoma, el consumo de cannabis a lo largo de la vida y su frecuencia se correlacionaron genéticamente con más de 100 rasgos diferentes, incluyendo afecciones psiquiátricas (por ejemplo, esquizofrenia, TDAH, ansiedad y depresión), rasgos cognitivos (función ejecutiva y asunción de riesgos) y salud física (diabetes, dolor crónico y enfermedad coronaria). También se asociaron con un mayor riesgo de consumo de tabaco, enfermedades infecciosas como el VIH y la hepatitis viral, y enfermedades autoinmunes.
El estudio es uno de los primeros estudios de asociación de todo el genoma que examina los comportamientos que preceden al trastorno por consumo de cannabis. Actualmente no existen terapias farmacológicas aprobadas por la FDA para tratar el trastorno por consumo de cannabis. Los autores esperan que los descubrimientos biológicos generados por los GWAS respalden futuros esfuerzos para identificar dianas terapéuticas e intervenciones preventivas contra este trastorno.