MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
La incidencia del cáncer de tiroides está aumentando pero gracias a los nuevos avances la mortalidad está disminuyendo, según ha informado el jefe de la Unidad de Cirugía Endocrina de HM Madrid, Domingo Rodríguez Rodríguez-Peña, con motivo de celebración de una jornada organizada por su departamento en el Hospital Universitario HM Madrid.
Por este motivo, Rodríguez-Peña ha destacado la importancia de adoptar medidas preventivas contra este tumor como, por ejemplo, evitar en lo posible las radiaciones en el cuello, realizar un estudio precoz de los carcinomas de tiroides de incidencia familia y consultar al médico cuando se detecte un nódulo o bulto en el cuello.
Concretamente, el tiroides es una glándula del sistema endocrino que se encuentra en la parte anterior del cuello, delante de la tráquea, tiene forma de mariposa, consta de dos lóbulos y su función es la de producir las hormonas tiroideas, importantísimas para la actividad bioquímica de casi todos los tejidos.
En este sentido, el cáncer de tiroides puede manifestarse con diferentes síntomas: un bulto en el cuello, dificultades para tragar y respirar, afonía, tos, y dolor en el cuello y oídos. No obstante, es el especialista el que debe determinar si existe un tumor o no a través de una exploración física, de un análisis de sangre, un 'eco-doppler' de alta resolución, una 'eco-paaf' y, si fuera conveniente, una gammagrafía tiroidea y una biopsia intraoperatoria.
"Los tumores tiroideos pueden ser diferenciados o no diferenciados. Dentro de los diferenciados se encuentran el tumor papilar, que se cura en un 98 por ciento de los casos; el folicular, con un porcentaje de curación del 91 por ciento y el medular, con un 50-60 por ciento. Por el contrario, los tumores indiferenciados (anaplásicos) tienen una tasa alta de mortalidad", ha apostillado el experto.
EL CÁNCER DE TIROIDES SE CURA
Ahora bien, Rodríguez-Peña ha asegurado que este cáncer se cura, aunque ha insistido en la importancia que tiene la detección precoz, el tratamiento que se aplique y el tipo de tumor. Ante esto, ha informado de que la cirugía es la "principal" terapia para abordar este carcinoma, ya que así se elimina por completo el tumor o la mayor parte de él (tiroidectomía).
En el caso de tumores papilar y folicular, prosigue, además de extirpar la glándula de tiroides puede ser necesario administrar un tratamiento supresor-sustitutivo con hormona tiroidea, así como de yodo radiactivo para eliminar los posibles restos de la glándula. Además, si el carcinoma es medular, se combina la tiroidectomía total con la eliminación de ganglios (linfadenectomía), ya que en este caso ni el yodo radiactivo ni la hormona tiroidea controlan la enfermedad.
Sin embargo, ha apostillado que para los tumores anaplásicos la tiroidectomía no es curativa, por lo que se aborda con tratamientos paliativos, como radioterapia y quimioterapia.
"Una vez extirpado el tumor, el paciente puede llevar una vida normal, pero siempre bajo un tratamiento y control endocrino. Lo más importante en el diagnóstico y tratamiento de la patología de tiroides y, sobre todo, en el caso de los carcinomas, es contar con un equipo multidisciplinar como el que tenemos en HM Madrid desde el año 2009, donde endocrinólogos, radiólogos, cirujanos de tiroides, especialistas en medicina nuclear, oncología y anatomía patológica trabajamos de forma conjunta en el abordaje personalizado de cada paciente", ha zanjado el experto.