MADRID 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
Por la adición de leche en polvo o fracciones de proteínas, en general seroproteínas, con un efecto saciante en la producción de yogur, convierten a este producto en un aliado para conseguir perder peso, especialmente en dietas con restricción de energía, según las conclusiones de los ponentes de un curso organizado por la Escuela de Nutrición Francisco Grande Covián del Instituto Danone en la UIMP de Santander.
Asimismo, durante el curso, dirigido por el catedrático y presidente del Instituto Danone, Luis Moreno y el catedrático y presidente de honor, Serrano Ríos, se ha recordado que tanto este tipo de yogures como las leches fermentadas "mejoran las características nutricionales de la leche".
El proceso tecnológico que transforma la leche en yogur (u otra leche fermentada), no solo mantiene los nutrientes esenciales de la leche, como son el calcio de fácil asimilación, sus proteínas, carbohidratos, ácidos grasos, minerales y vitaminas, si no que además "mejora sus propiedades nutricionales gracias a que están enriquecidos en minerales y proteínas", ha afirmado la profesora de investigación del CSIC, Manuela Juárez.
La mejora más notable de sus propiedades se da en la "facilidad de digestión de la lactosa" (especialmente en personas con intolerancia a la lactosa) pues las bacterias lácticas que se utilizan para fermentar la leche la convierten en ácido láctico y por tanto su contenido es menor. Además producen lactosa por lo que, tal como han afirmado la EFSA y la UE, "se digiere bien por los individuos con dificultades en asimilar la lactosa". "Estos productos se convierten así en una puerta de acceso a los beneficios de la leche para esa pequeña parte de la población que no puede tomar leche natural porque no consigue digerir bien la lactosa", añaden.
LECHE, PRODUCTO CARDIOPROTECTOR Y CON EFECTOS ANTICANCERÍGENOS
Estudios han demostrado que la leche es la única fuente natural de ácido linoleico conjugado un ácido graso, con propiedades que implican una mejora del sistema inmune así como efectos anticancerígenos y además cardioprotector.
Por su parte, el yogur es un alimento que contiene probióticos, bacterias vivas que se alojan en nuestro organismo y que, lejos de ser un lastre, "se deben considerar como un órgano más de nuestro cuerpo porque nos aportan beneficios metabólicos", según el responsable en España del 'Proyecto Metahit', Francisco Guarner, que "tiene como objetivo secuenciar el genoma de la flora bacteriana de los europeos", precisamente para establecer una "relación entre la presencia equilibrada de ciertas bacterias en el organismo y la buena salud".
En palabras de Juárez, "hay evidencias científicas que garantizan que el consumo de productos lácteos equilibrados, ya sea como leche fermentados o yogur, no se asocia con aumento de riesgo cardiovascular, al contrario, hay documentada en distintos trabajos una asociación con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular", lo que se debe a la acción de las seroproteínas, los péptidos bioactivos y el calcio de la leche.