MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Aproximadamente un 30 por ciento de las personas con obesidad que acuden a terapia expresan tener rasgos bulímicos. Además, la mitad de los pacientes con estos indicios también presentan depresión, a diferencia de solamente un 5 por ciento de los pacientes sin este tipo de impulsos, según detallan la Sociedad Española de la Obesidad (SEEDO-SEO) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad, estas dos sociedades científicas han desarrollado la campaña 'La obesidad también está en la cabeza', para hacer alusión a que los aspectos psicológicos ligados a la obesidad están presentes antes y después de desarrollarla. Para ello, han contado con la participación de miembros del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC).
"Tratar los trastornos de tipo afectivo como la ansiedad o la depresión en personas obesas resulta clave para un buen pronóstico. Es la base necesaria para que el paciente se comprometa a realizar el tratamiento y a cambiar sus hábitos de vida y así mejorar su salud", explican SEEN y SEEDO-SEO como justificiación de su campaña.
La obesidad es una enfermedad crónica de tendencia epidémica en el mundo, y se ha convertido en uno de los retos más difíciles en salud pública, no solo en países desarrollados, sino también en vías de desarrollo. Según la OMS, entre 1980 y 2014, la prevalencia mundial de obesidad casi se ha duplicado. En España, según el Estudio Nutricional y de Hábitos Alimentarios de la Población Española, publicado en 2016, el 39,3 por ciento de la población tiene sobrepeso, y un 21,6 por ciento obesidad (22,8% en hombres y 20,5% en mujeres).
"La obesidad se asocia o es causa directa de muchos otros trastornos y enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipemia y el síndrome de apneas-hipopneas del sueño. Existen mecanismos biológicos que regulan el peso corporal que pueden dificultar la pérdida de peso", detallan estas dos organizaciones.
No obstante, señalan que "cada vez se tienen más en consideración" los trastornos y las dificultades psicológicas que pueden acompañar a la obesidad, ya sea precediéndola, o apareciendo posteriormente y que pueden mermar la adherencia al tratamiento y condicionar su fracaso.
OBESIDAD Y TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
SEEN y SEEDO-SEO aseguran que existe una "relación clara" entre la obesidad y los trastornos psicológicos, de manera que, "por el hecho de tener más peso, estas personas son fuertemente estigmatizadas, tanto durante la niñez, en la escuela, como durante la edad adulta, en el ámbito laboral".
"Esto conlleva una disminución de su autoestima, un incremento de la ansiedad y un empeoramiento de la relación con la comida, de los hábitos de estilo de vida y de sus relaciones personales, en definitiva, de su calidad de vida. Habitualmente, las personas obesas, con baja autoestima tienen una imagen insatisfecha sobre su propio cuerpo y una percepción negativa del estado de salud", argumentan.
Así, explican que la terapia psicológica debe enfocarse no solo a la pérdida de peso, sino "al proceso de maduración psicológica que permita tomar conciencia del problema, mejorando la calidad de vida y asentando hábitos saludables, como la actividad física, una alimentación más ordenada y saludable y lograr una mejor autoestima y percepción del propio cuerpo".