MADRID, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Universidad de Guelph (Canadá) ha revelado que, si los más de 7.000 millones de personas que forman la población mundial quisieran y tuvieran acceso a tomar una dieta saludable, no habría suficientes frutas y verduras para todos.
Para realizar este cálculo, los científicos compararon la producción agrícola global con las recomendaciones de consumo de nutricionistas. Así, encontraron un desajuste drástico. "Simplemente, todos no podemos adoptar una dieta saludable bajo el actual sistema agrícola mundial. Actualmente, se produce en exceso granos, grasas y azúcares, mientras que la producción de frutas y verduras y, en menor medida, proteínas, no es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de la población de la Tierra", explica el coautor del estudio, Evan Fraser, director del Instituto de Alimentos Arrell.
Publicado en la revista 'Plos One', el estudio ha estimado la cantidad de porciones por persona en el planeta para cada grupo de alimentos según la guía 'Plato de alimentación saludable' de la Universidad de Harvard, que recomienda que la mitad de nuestra dieta contenga frutas y verduras; 25 por ciento de granos enteros; y el 25 por ciento de proteínas, grasas y lácteos.
Los investigadores calcularon la cantidad de tierra que se usa actualmente para la agricultura y la extensión que se necesitaría si todos siguieran las recomendaciones nutricionales. Después, proyectaron esos números para 2050, cuando se espera que la población mundial alcance los 9,8 mil millones.
Descubrieron que, ahora, producimos 12 porciones de granos por persona en lugar de las ocho recomendadas; cinco porciones de frutas y verduras en lugar de 15; tres porciones de aceite y grasa en lugar de una; tres porciones de proteína en lugar de cinco; y cuatro porciones de azúcar en lugar de ninguna.
"Debido a que los carbohidratos son relativamente fáciles de producir y pueden alimentar a muchas personas, los países en desarrollo se centran en el cultivo de granos. Los países desarrollados han subsidiado la producción de granos y maíz durante décadas para volverse autosuficientes y establecer un liderazgo global. Estos países también han gastado mucho más dinero en investigación e innovación para estos cultivos que para frutas y verduras. También la grasa, el azúcar y la sal son sabrosos y son lo que anhelamos los humanos, por lo que tenemos un hambre real por estos alimentos. Todos estos factores combinados han dado como resultado un sistema mundial que en realidad está sobreproduciendo este tipo de alimentos", explica Krishna KC, otro de los autores del estudio.
50 MILLONES MÁS DE HECTÁREAS
El estudio también ha confirmado que adoptar una dieta más saludable no solo es bueno para nosotros sino también para el planeta. Además, también han encontrado que cambiar la producción para que coincida con las pautas nutricionales de la dieta requeriría 50 millones de hectáreas menos de tierra cultivable, ya que las frutas y verduras consumen menos tierra que el grano, el azúcar y la grasa.
Pero para lograr esta disminución, recuerdan que los consumidores tendrían que comer menos carne, y el sector agroalimentario tendría que producir más proteínas vegetales. "Los principales actores de la industria de las proteínas están invirtiendo en opciones de proteínas alternativas, como las proteínas basadas en plantas, y los consumidores están aprovechando el reciente aumento en las opciones de proteínas alternativas que llegan al mercado", detalla Fraser.
Sin ningún cambio, el estudio concluye que la alimentación de 9,8 mil millones de personas requerirá 12 millones de hectáreas más de tierra cultivable y al menos mil millones de hectáreas más de tierra de pastos. "Alimentar a la próxima generación es uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta el siglo XXI. Para una población en crecimiento, nuestros cálculos sugieren que la única forma de comer una dieta nutricionalmente equilibrada, ahorrar tierras y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es consumir y producir más frutas y verduras, así como la transición a dietas altas en proteínas de origen vegetal", zanja el investigador.