MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
Reducir la ingesta de proteínas puede ayudar a controlar el síndrome metabólico y algunos de sus principales síntomas, como la obesidad, la diabetes y la presión arterial alta (hipertensión), según un estudio realizado por investigadores de Brasil y Dinamarca.
La investigación, publicada en la revista científica 'Nutrients', se ha realizado para comparar los efectos de las dietas de restricción de proteínas y calorías en humanos.
El síndrome metabólico es un conjunto de afecciones que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales y diabetes, e incluye la hipertensión, la hiperglucemia, el exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y los niveles anormales de colesterol.
"El estudio demostró que reducir la ingesta de proteínas a 0,8 g por kg de peso corporal era suficiente para conseguir casi los mismos resultados clínicos que restringiendo las calorías, pero sin necesidad de reducir la ingesta de calorías. Los resultados sugieren que la restricción de proteínas puede ser uno de los factores clave que conducen a los beneficios conocidos de la restricción dietética. Por lo tanto, la dieta de restricción de proteínas puede ser una estrategia nutricional más atractiva y más fácil de seguir para las personas con síndrome metabólico", ha comentado Rafael Ferraz-Bannitz, primer autor del artículo y actual investigador postdoctoral en el Centro de Diabetes Joslin de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos).
En el estudio, 21 voluntarios con síndrome metabólico fueron analizados durante un periodo de 27 días en el que se controló su dieta. Durante todo el periodo, estuvieron ingresados en un hospital.
La ingesta calórica diaria de cada voluntario se calculó en función del metabolismo basal (gasto energético en reposo). Un grupo fue alimentado con lo que los autores llaman una dieta occidental estándar (50% de carbohidratos, 20% de proteínas y 30% de grasas), pero con un 25% menos de calorías.
En el segundo grupo, la ingesta de proteínas se redujo al 10 por ciento. La ingesta de calorías se adaptó al gasto energético inicial de cada voluntario. Ambos grupos consumieron 4 g de sal al día.
Los resultados mostraron que tanto el grupo de restricción calórica como el de proteínas perdieron peso debido a la disminución de la grasa corporal y que los síntomas del síndrome metabólico mejoraron. Se sabe que la disminución de la grasa corporal está asociada a la reducción del azúcar en sangre y a niveles más normales de lípidos y presión arterial.
"Tras 27 días de seguimiento, ambos grupos obtuvieron resultados similares en cuanto a la reducción del azúcar en sangre, la pérdida de peso, el control de la presión arterial y la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol. Ambas dietas mejoraron la sensibilidad a la insulina tras el tratamiento. La grasa corporal disminuyó, al igual que el perímetro de la cintura y la cadera, pero sin pérdida de masa muscular", ha comentado Maria Cristina Foss de Freitas, última autora del artículo.
Los resultados confirmaron los de estudios anteriores con experimentos en ratones. "Aquí, sin embargo, logramos realizar un ensayo clínico aleatorio totalmente controlado que duró 27 días, con un menú personalizado diseñado para satisfacer las necesidades de cada paciente", ha resaltado Foss de Freitas.
La manipulación de los macronutrientes de la dieta (proteínas, carbohidratos y grasas) es suficiente para obtener los efectos beneficiosos de la restricción dietética. "Demostramos que la restricción de proteínas reduce la grasa corporal manteniendo la masa muscular. Esto es importante, ya que la pérdida de peso resultante de las dietas restrictivas suele estar asociada a la pérdida de masa muscular", detalla Ferraz-Bannitz.
El estudio no investigó los mecanismos moleculares que podrían explicar los efectos beneficiosos de las dietas de restricción proteica, pero los investigadores creen que la baja ingesta de proteínas desencadenó un cambio en el metabolismo o mejoró la gestión energética del organismo llevándolo a quemar grasa para producir energía para las células.
"Hasta ahora sólo tenemos hipótesis. Una de ellas es que se activen vías moleculares que interpreten la reducción de aminoácidos esenciales como una señal para reducir la ingesta de alimentos y que, al mismo tiempo, conduzcan a la producción de hormonas que suelen aumentar cuando estamos en ayunas. Los estudios en modelos animales han demostrado la implicación de estas vías en los efectos de la restricción proteica y calórica, que conducen a la pérdida de grasa", explica Mori.
A pesar de los prometedores resultados de sus estudios, los investigadores señalan que las dietas en cuestión eran personalizadas. Mori también resalta que se centraron en una población específica de pacientes con síndrome metabólico (obesidad, diabetes, hipertensión y niveles anormales de colesterol).
"Sin embargo, es tentador extrapolar los resultados. Sabemos que las investigaciones han demostrado que las dietas veganas son positivas para los casos de síndrome metabólico. También se ha comprobado que la ingesta excesiva de proteínas habitual en la dieta occidental estándar puede ser un problema. Cada caso debe ser analizado por sus propios méritos. No hay que olvidar que la carencia de proteínas puede acarrear graves problemas de salud, como se ha descrito bien en mujeres embarazadas, por ejemplo", ha remachado.